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LA IN,QUISICIÓ:N
ción
á
cualquier reino ó provincia donde no se halla
establecido el Tribun al del Santo Ofi cio, se establez–
ca en Mani la este santo trib unal: fuera ele que militan
otrasrazone.s tan particulares para persuaclireste in–
tento que solas ellas bastarian -para hacerl o ejE}cutar
con la mayor prontitud.
«La p.rímera, p0rque andando mezcladospor razón
del tráfico del comercio, gentiles, herejes, moros,
cismáticos y cristianos, pide todo un celo
y
perspi–
cacia del Santo Oficio el peligro inmin ente de con–
taminarse aquellas cristiandades .
«La segunda, porque aunqu e las religiones de Fi–
lipinas velan como madrescelosas de aquellas cris–
tiandades que les han co ·ta:do tanto s udor y sangre,
no pueden dat las providencias necesarias,
y
sí re–
curren al com isari o, éste, pOL' fal ta de ministros, se
embaraza. aú n en las providencias in terin as, por
falta de jurisdicción .
.
«La tercera, porque son tan clifet'entes las cos–
tumbres de los a iaticos y las. correlaciones ele los
grandes imperios do China, el Japó n, el !viogol y
otros reinos adyacente. 'que los inquisidores de rvié- .
xico, si quisieran cu id ar de aquellas cristiandades
con el acierto debido, cl e!)ieran consultar
á
los teólo–
gos que viven en aquellas misiones,
y
ele consultas
y
respuestas en tanta di tancia, se originaria la con–
fu sión que tanto se lamvnta en la Gran China.
<<La cuarta, porq uo au nc¡üe todos lo dominios ele
nuestro católico rnonarca o
táfl
independientes de
la_Qongregación ele Propaganda, pero estando tan
contiguas las Filipinas
á
s us misiones, amenazan
cada. día.
~ales
cÚsturb.ios,
qu~
sólo el
caráct.ery seve-