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LA INQUISICIÓN

alguno que lo estuviese co.n morisca;

y

que poe tales

causas,

á

pesar de la mucha tolerancia que en esto

se observó, hubo necesidad de separar á ,,arios de

sus puestos.

Cincuenta aflos después de la fundación del Tri–

bunal

su~sistia

aún el mal

y

en tales proporciones

que don Juan de Maflozca no pudo menos de llamar

sobre ello la atención .del Consejo, significándole la

falta que había de ministros

y

fainiliar<rs cede cali–

dad

y

aprobación,))

y

que aún los pocos que apare–

cían sin tacha bajo estos respectos, no usaban si–

quiera de. las cruces

y

hábitos en los días en que

estaban obligados.

<<Materia es ésta aún más considerable de lo que

parece, observaba uno de los sucesores de Maflozca,

y

de

g~neral

consecuencia para todas las Inquisicio–

nes de las Indias, sobre que será forzoso decir á

US .. lo que siento

y

he probado con la experiencia

de que en ocurrencias de México he dado á US. al–

gunos avisos;

y

hanse de suponer do·s cosas: la pri–

mera, que en las fundaciones de · estos tribunales,

para darles ministros

y

familiares, se admitieron

algunos, sin 'hacerles las pruebas en las naturalezas

de sus p·adres

y

abuelos de Espafla, contentándose

los Inquisidores con la buena opinión que acá se

tenia de su limpieza

y

recibir información de algu–

nos testigos que deponían ele ella,

y

aún después

acá se ha usado desta liberalidad con algunos,

y

las

experiencias han mostrado que, llegando á las natu–

ralezas, se halla diferente de lo que acá se probó. La

segunda cosa es que•, por ser los distritos de las In–

quisiciones tan dilatados, los pocos espaí'íoles de

capa negra que viven en los lugares distantes

y

puertos de ma1',

y

menos Jos eclesiásticos c.apaces