EN EL RÍO DE LA P'lATA
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el púlpito, predicando, algunas propos.iciones mal–
sonantes, como parecerá en los papeles del dicho
Obispo,
y,
por una carta de un Antoniq de Torres
que está entre los mismos papeles; véase todo
y
cali–
fíquese,
y
teniendo calidad, hágase información
y
prosigase, si paresciere á la consulta».
Era este un fraile estra.gadisimo, contra el cual de–
clararon treinta
y
dos testigos
y
entre ellos algunas
mujeres á quienes había solicitado en el confesiona–
rio do una manera escandalosa
y
tan sin vergüenza
que su provincial de Tncumá.n testificó que «cuando
iba
á
predicar el dicho Fr. Francisco Vásquez se ves–
tía una camisa de mujer con quien estaba amance–
bado
y
decía en el púlpito muchas veces: <<por
la
que tengo en las carnes, que pasa esto
y
esto.»
'
Preso en Lima el6 de Diciembre de 1596, se le ca-
lificaron treinta
y
cuatro proposiciones, fué condena–
do por sentencia de 22 de Septiembre de 1599 á que
se presentase en la sala., en forma de penitente, á oir
la lectura de su sentencia., que se retractase de las
proposiciones
y
abjurase
de levi,
con privación de
confesar mujeres
y
á. un año de reclusióti en un con–
vento de su Orden!
En est.a plaga de · frailes solicitantes que se había
dejado caer sobre Tucumán merece también espe–
cial mención el mercenario Fr. Juan de Ocampo,
sevillano, de edad de cincuenta.
y
cuatro años, que se
· dedicaba con especialidad al género incligena.
1
En esos mismos días fueron también penitencia–
dos los franciscanos Fr. Bartolomé de la Cruz, se–
villano, guardián del convento de Santiago de Este-
1.
Este fraile pasó después
á
Santiago, donde hubo de ser tam–
bién procesado por delito contra la fe. Véase nuestra
Inquisición
en Chile,
tomo
1,
pp. 276
y
394·