-03-
El año de
17:
se p& m6 la Hermana Catariua de
Cristo,
y
á los tre ó cuatro día , con gran conocimiento
de que se morja., con mucha. conformidad
y
deseo d
ver
á
Dio , la empezaron
á
ayudar
á
bien morir;
y
con
estar con tantos dolores
y
fatigas , luego
e pu o en
cruz,
y
estuvo asi cerca de una hora, hasta que e piró,
y
se quedó puesta en cruz.
CAPITULO XXVIII.
D:E
I.OSPRODIGIOS QuE OBRÓ DIOS POR MEDIO DE 'U
IER–
VA,
.MI VENE%\DA MADRE NAZARENA, DESPUE ' DE
DIFUNTA.
Luego que la vistieron, sin haber <;loblado, v1meron
de la
I~lesia
Mayor, el señor Canónigo D. Francisco
Garcés, con
~tros
señores Sacerdotes,
y
se juntaron
otros tantos,
é
hicieron doblar, y solo los señ·ores carga–
ron el cuerpo de la sierva de Dios, sin permitir la car–
garan seglares,
y
la entraron acá dentro
á
una pieza
grande que teníamos,
y
la llamábamos Belen, donde la
sierva de Dios en vida tenia muchos coloquios con mi. '
Señor,
y
la Santísima Vírgen, puesta en el suelo sobre
un petate:
y
habiendo muerto
á
las dos de la tarde, es–
tábamos todas,
y
seis
6
siete señores .Sacerdotes,
y
mu–
cha gente de fuera donde estaba el cuerpo de la sier·ra
de Dios,
y
eran las diez de la noche,
y
como si estuvie–
ra viva, levantó
lo~
brazos en·el aire, y se puso en cruz,
y
así estuvo hasta las tres
6
cuatro de la mañana: de
suerte que pensando yo que estaba viva, y que habia
de hablar, puse mi barba sobre su 'cabeza, esperando lo
ejecutara, estando todos admirados de tal movimiento,
dándole mil gracias
á
Dios por las misericordias con
que favorecía
á
su Nazarena.
Todo lo referido lo vieron, como todas nosotras, los
señores .Sacerdotes siguientes: Don Francjsco Ga.rcé ,
Canónigo de esta Santa Iglesia; .Don B?silio
Saizl~ta,
nuestro ca.pellan que era entónces; el Padre Maestro