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ber escrito la relacion, y entregádola á quien me la
mandó escribir, á principios del año pasado de 1746.
La hermana Feliciana de Santa Teresa murió
el
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de Noviembre del año de 1746, habiendo padecido har–
to, con gran resignacion y conformidad; y luego que. le
empezaron á cantar el credo, se puso en cruz, y habien–
do acabado el credo
j
demas oraciones, se .quedó asi eu
cruz hasta que espiró.
La oormana Luísa de San Pedro de Alcántara, mt.t.–
rió el mismo mes de Noviembre, á diez y och.o de dicho
mes, en
t~es
dias, con gran
paz~
y
conformi~ad
con la vo–
luntad de Dios, y deseo de ver á su Magestad;
y
asi
que empezar n á ayudarla á bienmorir, se puso en cruz
con gran paz, y asi espiró.
La
H~rmana
Juana del Espíritu Santo, estuvo enfer–
ma dos
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tres me'ses., con gran paciencia, hun¡ildad
y
silencio, y llevando con no poca resignacft.m lo mucho
que padeció, y habiéndole cantado el Credo, nos dijo:
A dios,
qu~
ya rne voy:
empezaron á .ayudarla, y luego
se puso en cruz; y estuvo mucho tiempo asi, hasta que
espiró el dia doce de Marzo de este año de
184
7, y yo
para vestirla 1e doblé los brazos: sea Dios alabado en
sus siervas.
Quiero volver
á
referir los dos casos primeros, algo
. mas por extenso; y sucedieron en la forma siguiente:
El año de 1730 entramos en clausura, y á los ocho
meses de ella, la Hermana Josefa de la Santísima Tri–
nidad, sobrina de la sierva de.DioS<, que de.sde edad de
nueve años la tuvo consigo doctrinándola .y enseñándo–
la, con gran deseo de que fuera una santa. A los cua–
renta años de edad, ya religiosa novicia, que había ocho
meses que lo era, le dió un accidente
qu~
ni los médi–
cos conocieron lo que fuese; este le duró uno
ó
dos me–
_ses, y estándo ya Sacramentada profesó, y empezó con
la fatiga de muerte,
y
asi que la empezaron á ayudar,
se puso ·en cruz, y asi estuvo mas de media hora hasta
que espiró, y quedó asi hasta que la vestimos. Murió el
trece de Diciembre, dia de Santa-Luqía.