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pañia seria

lcl'aurora que

disipase las tinieblas de

la

falsa

enseñanza en E-Jpañrr.,

patria suya; en fin, un fiscal que

toma la plun1a de un jesuita para copiar lo que estos

dijeran,

y

repetirlo con la misma parcialidad, un tal

escritor no ba podido probar lo que ha dicho.

.El padre Ravignan no quiso conocer la historia de

sn cornpañi.a; hablaba de ella de diferente

y

aun con-

,trario n1odo de lo que realn1ente fuera; invocaba la

obediencia en el siglo 19 co1no la vida y alma y fuer–

za

y

gloria de una corporacion e.xistente en el seno

de la socieda,d civil, y

encat~gada,

no de repeler la

fuerza con la fuerza, sino de ilustrar

á

los ·ho1nbres

y

educar la juventud,

y

llmnaba espíritus soberviós

á

los

qne no con1prendian la sublin1idad

y

divino orijen

<le la obouiencia,

y

que creyendo ser su con).pañia co–

nlo él 11emmba, pe<lia el absuedo de su rehab!litacion:

tal padre jesuita no ha clicbo ni probado .cosa alguna.

Por últin1o, el autor del "retrato al daguerreotipo

. de 1a compañia" no ha Locho n1as que repetir lo que

dijeran otros,

y

descubrir en lo que era propio suyo

pobreza de di scurso, de historia, do sinceridad, en ca–

so de no haber copiado la calumnia,

y

1nucha volun–

tariedad, con cuanto mas han visto los lectores.. Y

pues los defensores ele la con1pañia no han

~podido

justificarla, Di

des~creditar

las razones alegadas en

contra, quedan éstas en toda su fuerza

y

virtud. Por

eso ellas u11idas

á

los doctnnentos citados ·.en la pri–

D1era parto, nos han servido para contestar á los ar–

gun1entos de los apolojistas de la. co1npañia.

141.

Jan1as hmnos dejado de reconocer la parte

útil

y

buena de los padres jesuitas, sino que hemos

c.on1parado los bienes

y

los n1ales, para estin1ar la di–

ferencia en la sun1a do uno

y

otro; sin perder de vista

que no se trata de instituciones necesarias

á

la socie–

dad, en las cuales no hay otro partido que el de cor–

rejirlas, refonnarlas. No vale pues citar

y

ponderar

]os bienes que hicieron los padres jesuitas, sino conl–

pararlos, volvan1os

á

decirlo, con los males causados,

mayores en nnn1oro, n1as graves en su entidad, mas .

estendidos en su con1prension, n1as trascendentales en

sus resultados,

y

adernas en

pugne:"~.

con las ideas .de

progreso

y

pet'Íectibilidacl. Institucion que que atacá–

ra

en

su raiz el árbol social, que

deb~

ser frondoso

y