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no será esto todo lo que tengan que decir

y

hacer; son

jesuitas. Habrá otros puntos, no de ciencias fisicas, en

que si el torrente los fuerza

á

son1eterse

y

contempori–

zar, lo harán de mala voluntad, sin

espontaneidad~

y

si

alguna vez hallan por conveniente destnentirse,

se–

para ganar tiempo, hacerse de recursos, y prop?r–

cionarse instrumentos con que

jesuitizar

á

las nacio–

nes

¡como

habían

de dar principio por donde se proponen

ocabar!

Recuerden los lectores la conducta de los jesuitas

despues de restaurados por Pio VII es decir, los je–

suitas de ahora,

y

comparen su tenacidad para ser

adn1itidos en Francia, apesar de ]as leyes, con la que

tuvieron allí rnismo en el siglo XVI. Queda referido

]o que sucedió durante los reinados de Carlos X

y

Luis Felipe en la córte real de París.,

y

en las cámaraf-'

contra esta ge nte indomable

é

inohediente, de la cual

dice el histo riador-"esta congregacion, careciendo

del derecho de exi stir, tenia la pretension de n1andar.

Forn1almente escluidos del territorio por la ley, se

dejaban ver abiertamente en las ciudades, en la cam–

paña, en los esLablecimientos públicos, en las casás

suntuosas, ostentando su

impunidad~

su poder,

y

dis–

putando la educacion pública al estado, que para

li–

brarse de ellos, no tenia mas qne cun1pJir su

debe1~

y

no se atrevia. Asi cuando una inmensa mayoria de )a

cámara aprobó la. proposicion contra ]os jesuitas, eran

estoa 'tan poderosos, que se reputó por acto de valor

en la cámara el invocar la ley."

El

mis1110 historia–

dor dice así de los jesuitas en la Suiza al propio

tien1po "los jesuitas de Lucerna animaban

á

la gueF–

ra, hablaban en nombre de la virjeu, distribuían nle'–

dallas

y

hacían milagros." Tal era la co:ndm.cta de los,

jesuitas nuevos, de ]os jesuitas de ahora.

Dos ejemplos recientes acreditarán, que Jos jesuf.

tas de ahora conservan las propias costumbres

y

pro–

pensiones que sus antepasados. Nosotro¡;:¡ no los he–

mos inventado, sino que nos vienen de E·uropa docu–

mentados,

y

los publica la imprenta.

Con n1otivo de los horrorosos atentados, que mu–

sulrnanes cometieron en la Asia, contra cristiano.,, se

hjzo en Francia una suscripcion

á

favo1·

y

en auxilio

de lafl

fami}ias

perseguidas,

-y

se recojieron cerca

de