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-~

33t - ·

las

con,r¡rega;cio,nes,

ligados

á

la cop1pañia,

y

que no. ven

sino la parte ostensible, ;donde es,tá lo·hueno, no pueden

dejar de serle

n1uy

&dictos y aun apasionados. Pero

salid de

es~

campo,

hqsc.ad

ot~·o

concurso, oid á

ro

bis–

pos y no obispos, per.seguidos por jesuitas.; oid á los

nlisioncros de otras órdenes; .abrid el lihro· de cuentas

de

la compañia

&. &.

y no po.dueis n1enos de escanda–

hzaros de la conducta de

U4lOS

regula1·es, pobres de vo–

to, y ricos, n1uy ricos de hecho; pobres en las casa5J

profesas,

.y

ricos, 1nuy rioos en los colejio's,. es decir,

1:icos y pobres dentro de la Gornpañia, pobres de bur–

la, y ricos,

muy

ricos en 'ierdad:.quienes los vean por

este aspecto, necesariamente han de v.ituperarlos y de–

testarlos. Hay pues una esplicacion sencilla y satisfac–

toria, de que los padres jesuitas hayan sido amados

por nnos y mal queridos por otros.

144. Y

bien: si ]os autigu.osj-esuitas tuvieron

ama–

,-<;lorcs y aborrecedores, han de tenerlqs tan1bien los

dB

.ah.ora, sin ninguna diferencia, que en verdad no

existe,

y

lo saben los 1nis.n1os jesuitas.

En

el epilogo

de la primera parte hicin1os ver, que los jesuitas de

al1ora son lo misn1o que sus antepasados

en

reglas, en

propósito, en espíritu, en tendencias

y

canünos hácia

u u

fi.n.

Ea la

defensa que ha hecho

el

padre Ravignan

de

S.t!J.

con1pañia, era la bella oportunidad de distinguir

la de.

ahora de

la

de los tien1pos pasados; y nada de

(;so, sino que el reverendo padre, sincero

.y

lójico en

su empeño, se remonta hasta el principio,

y

nada n1é–

nos que hasta los e5etcicios espirituales d.e la

compafúu

de

Jesus;

e~ltra

á

recorrer las constttuciones de la

cmn–

pai"tia de Jesus

trabajadas .por

San

Ignacio;

ttl

gobierno

de la.

comp.afiia de Jes..us,

1~

doctrinas de la

compm1ia

.de

Jesus,

y

las

misio:n.es

de la

c-or~J,pa?1ia

de Je.sus.

·T.odo

lo misn1o sin diferencia

de

parte. de la : compañia, su

unidad, su sucesion., sus hon1bres, sus doctores, sus

n1ár.tires,

lo nüsn1o todo, c.uan.rlo · era, repitmnos, la

ocas~on

oportuna de decir en alta voz----No somo5 lo

nlisrno, hay diferencia. JYias no ha dicho una..pala.bwa

el padre, era muy

jesuita~

para contcter seu1·ejante iu–

cousecuencia. Las diferencias

que

haya,

ser:ÍTl

debi–

das al torrente del siglo: en las <!átedras no enseñarán

sistentas añejos

y

desacreditados; no hablarán de

cua–

lidades ocultas,

ni de

post predicamentos

ó

hipoteorios;

pero