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las
con,r¡rega;cio,nes,
ligados
á
la cop1pañia,
y
que no. ven
sino la parte ostensible, ;donde es,tá lo·hueno, no pueden
dejar de serle
n1uy
&dictos y aun apasionados. Pero
salid de
es~
campo,
hqsc.adot~·o
concurso, oid á
ro
bis–
pos y no obispos, per.seguidos por jesuitas.; oid á los
nlisioncros de otras órdenes; .abrid el lihro· de cuentas
de
la compañia
&. &.
y no po.dueis n1enos de escanda–
hzaros de la conducta de
U4lOS
regula1·es, pobres de vo–
to, y ricos, n1uy ricos de hecho; pobres en las casa5J
profesas,
.y
ricos, 1nuy rioos en los colejio's,. es decir,
1:icos y pobres dentro de la Gornpañia, pobres de bur–
la, y ricos,
muy
ricos en 'ierdad:.quienes los vean por
este aspecto, necesariamente han de v.ituperarlos y de–
testarlos. Hay pues una esplicacion sencilla y satisfac–
toria, de que los padres jesuitas hayan sido amados
por nnos y mal queridos por otros.
144. Y
bien: si ]os autigu.osj-esuitas tuvieron
ama–
,-<;lorcs y aborrecedores, han de tenerlqs tan1bien los
dB
.ah.ora, sin ninguna diferencia, que en verdad no
existe,
y
lo saben los 1nis.n1os jesuitas.
En
el epilogo
de la primera parte hicin1os ver, que los jesuitas de
al1ora son lo misn1o que sus antepasados
en
reglas, en
propósito, en espíritu, en tendencias
y
canünos hácia
u u
fi.n.
Ea la
defensa que ha hecho
el
padre Ravignan
de
S.t!J.
con1pañia, era la bella oportunidad de distinguir
la de.
ahora de
la
de los tien1pos pasados; y nada de
(;so, sino que el reverendo padre, sincero
.y
lójico en
su empeño, se remonta hasta el principio,
y
nada n1é–
nos que hasta los e5etcicios espirituales d.e la
compafúu
de
Jesus;
e~ltra
á
recorrer las constttuciones de la
cmn–
pai"tia de Jesus
trabajadas .por
San
Ignacio;
ttl
gobierno
de la.
comp.afiia de Jes..us,
1~
doctrinas de la
compm1ia
.de
Jesus,
y
las
misio:n.esde la
c-or~J,pa?1ia
de Je.sus.
·T.odo
lo misn1o sin diferencia
de
parte. de la : compañia, su
unidad, su sucesion., sus hon1bres, sus doctores, sus
n1ár.tires,
lo nüsn1o todo, c.uan.rlo · era, repitmnos, la
ocas~on
oportuna de decir en alta voz----No somo5 lo
nlisrno, hay diferencia. JYias no ha dicho una..pala.bwa
el padre, era muy
jesuita~
para contcter seu1·ejante iu–
cousecuencia. Las diferencias
que
haya,
ser:ÍTl
debi–
das al torrente del siglo: en las <!átedras no enseñarán
sistentas añejos
y
desacreditados; no hablarán de
cua–
lidades ocultas,
ni de
post predicamentos
ó
hipoteorios;
pero