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'>)oculto
pOi'
cuatro meses, aunque
busca~o dilijente~
»
mente por los Jesuitas.))
Digah
los lectores, si tan espreso modo de hablar
no ser.]a
una i1npostura vergonzosa en boca de un obis–
pó, si
fta~ra
cierto
q
a
e ''no 'se retiró de fuga sino por
recreo,
á
una bella casa de can1po,
cont~qua
á
la casa
-de Oturn'ba
perteneciente
á
los jesuitas.
¡Refujiarse
á
una
casa de ·campo
contigua
á
otra perteneciente
á
jesuitas!
Y
¿sobre qué fundamm1to se apoyaba la asercion del
fiscal, para desmeBtir la 1nuy terminante del obispo
:al
papa? El seÑor :fiscal creyó suficiente
decir-nadie
~r;nora.
Mentia pues el obispo hablando al papa; un
·obispo de conocidas virtudes, que despues de la muer–
te han pedido la beatificacion; obispo protejido en su
causa por el papa
y
el rey;
y
mentia contra jesuitas
·que que tenian doctrina para n1entir,
y
que han deja–
do tantas pruebas de su harbilidad en forjar docu–
ment{)S.
ARTICULO
X.
.,
..
.El padre
jesuita
1ltavignt\!l'~
·- ·s6.
Ilagámonos
cargo de algunos
de
los
at•gnnlell·
tos que
~p~ne
este padre en su pequeño escrito intituln–
do-"De la existencia
y
del instituto de los jesuitas." ·
Al
tratar del gobierno de la 'con1pañia, que,
á
sn jui–
cio, es el punto de que se han preocupado mas algu–
nos,
y
cuyas preocupaciones eepera disipar, se espresa
asi-"El general de la con1pañia es depositario de su
autoridad, y no la ejerce sino con arreglo
á
la gran
ley católiea, ·es decir, con la 1nas perfecta
~dependen
cia del jefe supren1o de la iglesia. La congregacion
general que ]o elije, le da cierto núrr1ero de. asisten–
tes, á quienes ha de consultar, en la adtninistracion,
y
un
admonitor,
que haga .advertencias al general, seña–
ladan1ente en lo que mira
á
su cond_ucta personal
y
privada. La coinpañia tiene provinciales con sus con–
sultores
y
ad1nonitores. El general es vitalicio, ]os de- .
111~·8
superiores son non1brados por tres años,
y
pue–
den ser re1ijiosos, reputanclose por dichosos, cuando