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tender convertirla en

báculo,

en

cadáve?".

¡

Cotno habían

de co-mprender los hombres tan absurdo sentido!

IIay en el corazon humano un sentinliento de

djg~

nidad, hay un espíritu salido del aliento de

Dio~,

que

se sobrepone

á

todas las ilusiones, á t

odas las pa

labras

artificialmente santificadas. Decir

al

hon1b.re-

la obe–

diencia es tu aln1a, tu vida, tu fuerza, tu gloria, obe···

dece con1o

báculo

y

cadáver,

es hablarle con harto me–

nosprecio, para que no sea con1prensible su seutido.

Por n1as que se en1peñe el padre Ravjgnan en conl–

poner teorías n1ísticas,

y

en alzar la obediencia hasta

el

trono de Dios, artefacto hun1ano será, obra de San

Ignacio, aunque tenga el notnbre de con1pañia de

Jesus.

Si analizamos la materia de obediencia, veremos

que no es ella una palabra alarrnante y de repulsion,

sino que en varias ocasiones será un

de

ber que nos

li–

gue por nuestra propia utilidad.

I.Ja

obediencia en1-

pieza desde el hogar doméstico;

y

sj

gue en la

socie~

dad civil, donde hay leyes

y

autoridades encargadas·

de hacerlas cumplir. Pero en este cúmulo de dere–

chos

y

deberes con la obediencia consiguiente, hay

un vínculo determinado, fuera del cual la libertad no

tiene trabas, y se halla suelta yespedita; lo que no su–

cede en la con1pañia, donde los superiores rodean por

todas partes á los inferiores;

y

de tal snerte Jos estre·–

chan

y

someten, que su fundador no encontró pala–

bras mas propias que las de

báculo

y

cadáver;

y

el

cainpo de la obediencia es tan vasto, que comprende

todo cuanto no sea manifiestan1ente pecado,

y

de don–

de pueda resultar la n1ayor gloria de Dios. El padre

Suarez dice-"en la compañia la materia del voto

de obediencia es mas ámplia que en ]as otras relijio–

nes"-"el súbdito tiene por regla la voluntad del

su~

perior"-"el fin y el instituto de la compañia son tan

universales, que cotnprendeu todas las acciones que,

n1oralmente hablando, puede ejecutar el hon1bre."

Digan los imparciales, si obediencia tan n1onstruosa

es propia de un

hon1bre~

y

no degrada su dignidad.

iAtado un hombre al pié de otro hmnbre, para aguar-

dar sus juicios, sus voluntades, adivinarlas .......... un

11erro leal no está mas abajo.

_ 90. Pasemos de vista las comparaciones de que se