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2'79-

hérnos

hablado en el artículo

XI.

de

la primera parte..

Baste oponer al Sr, Huerta él juicio del P. general

Tirso Gonzales, que asi dijo-·'el obispo Palafox, no

ha

retractado sus ·sentimientos

y

calumnias ni en vida

ni en muerte."

Poco diestro estuvo el señor fiscal, al referirse

á

las

·direcciones pastorales,

donde el señor Palafox exhorta–

ba

á los obispos,

á

que se valiesen de los jesuitas, cu–

yo elojio hacia; teniendo,

á

su j,uicio, esta circuu.stan–

~ia

el mérito de haber concluido ese libro

pocos

días

antes de su muerte.

El j

uic~oso

y

prolijo editor de las

obras del señor Palafox hace notar, que "escribió el

libro de las

direcciones 1Jastorales

en

1646,

siendo obis–

po de la. Puebla," en una época en que los jesuitas

aun no se le habian dado

á

conocer,

y

por eso los re–

comendaba

á

los pastores. !!fas el fiscal, dejando á un

lado esa hermosa edicion de Madrid en

17ti2,

ocurrió

á

otra antigua, en la cual se decia, que el señor Pala–

±ox escribió dicho libro en el

penúltinw afio de su vida,

que fué en

1658,

aunque teniendo por conveniente el

señor Huerta sostituir á esas estotras palabras-con–

cluyó la obra

po:c'Gs días antes

de

su muerte.

Por

lo

que hace al mentís que dá el fiscal á

la

rela–

cion delobispoperseguido, qne huia á los montes,

juz–

.guen nuestros lectores, si escribiendo al papa un obis–

po,

y

un o hispo como Palafox, habían de ser falsas las

palabras siguientes-'•los jesúitas trataban de encarce–

»

lar1ne, :atrayendo

á

su parte

al

Virey Salvatierra,

y

»

en la cáreel se hallaban rnuchos

cléri~os

y

mi vicario

»general, obispo electo de IIondu:eas,

y

temeroso de

)>

que hubiese choque

y

escándalo de los parciales de

)>

los Jesuitas con los que de:fenderian

á

su obispo, tuve

)>

por conveniente, despues de haber proveido

al

gobier–

»

no de mi iglesia, buscar un refujio en los montes, acom–

paliado de mi secretario

y

de 1ni confesor, enviando

»

á los familiares por diferentes can1inos, para tenee

)) ahi entre serpientes, escorpiones

y

animales perni–

l))

ciosos, en qne abunda este pais, la seguridad que no

»

he podido hallar e11 la implacable compañia de estos

>>

rel1jiosos. Veinte dias pasé con gran peligro de la

m

vida

y

escasez de alin1entos, pues nü

p~n

era la tri–

)) bulacion,

y

nli

agua las lágrin1as, hasta

que

pu~

:;> -de

ocultarrne en uua pequeña choza, donde

estuv~