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.:....... 274 __.

],;8

consejos,

y

que la instrt1Ccion

pr1n1ar]á

fuera

grrt.-.·

tnita. Esparcida éstába la' secundária en los s.emina_,

rios conciliares, en varios conventos de dominicos,

fi·anciscanos y agustinos

y

e:ú

las

universidades; don–

de se centralizaba la superior ele

teolojia, cánones,

jurisprudencia

y

medicina......

Se

trabajaba

un

regla–

mento·

gene'l?

al de

estadios

con

r~fornias

adaptadas

~l.

lás

luces:

déb

sig.lo.

Roto· habia

1a tn.a:rch!l

D. Pablo·

Olavide

y s:eñ

a1ado

n1uy buen

ru111bo· ...,.....

Por real de–

creto se ap:robó el

plan

de Olavid:e,

eom;G'

q,ue se· enca–

minaba

á

pone1~

1a

ir1strucci~m

pública aln·ivel dé la

itustracie>n de otros paises. Serviaü

de

obstá(tulo

el

Santo-

Of.1eío

y

las

univetsidades; la

de

Sa1:an1ailC1\.

redond~rnente

djJo, qué, "tJ.o se podia

a~rtar

del\

sia-·

ten1a 'del perjpato, y aplicaba al claustro

estas~

pala-·

bras~-no

tendrás Dios mo-derno,

rti

adota'iás

IJios aje-·

?lb."

· Y

eü ve-rdad;

¿.se

haori;an1

1:n1'id·o·

110s

Jesuita;g·

á

Ola-·

v~de"

contTa el santO' o:fici,o

y

las universidades?

Alj

contrario, b.ablaban con desprecio &e

las·

r-eformas

chr

Carlos,

asi.

como

nuestro

fiscal.

¿Argo

h.aUa,ron

enlos–

ilt·chi

vo~

de la <wmpañia lo·s reformadores

de··

lO's es-:–

tudios en España.?.

El

propio señor Huerta

no

hall&

n1as que el plan. de

Aq~1aviva.

Cuando "Felipe

IV

fundó veintitres eátetlras, y entre ellas de política

y

economía en

el

ªelejio impe:rial de Madrid, q_ue esta-·

ba

á

cargo

de

los jesuitas, cuidar0n é'St@s

p6·co

de las–

eátedras,

á

ecepcion de los estudios .menor-es-,.

no~

obs-·

tante que se les <&onsignaron para. su dotaeion diez.

rriil

ducados.~'

Posteriormente· "se retardó.

e1i

Quito,

por

algunos años la apertura de las aulas

del

colejio·

y

universidad, perla tenaz

y

fuerte oposicion dé los

jesuitas,

para·

que nada, rivalizase con.

su·

colejio.?~

Prueba todo esto, que los jesuitas

no

e-ran an1igos de·

la

ilustracion, en creyendo que ella habia de perjudi–

cttr

á

sus intereses. Por donde no seria temer-idad de–

cir de España, lo que el señoT Seabra de

~ilva

decia,

de

Portugal.

.

N

o dejen1os de notar,

que el

señor Huerta

pensaba~.,

n1udando el non1bre, como la üniversidacl de Salaman-·

Ga,

al creer que el restablecimiento de la compañia

y.

sus

escuelas bajo el mismo sistema, seria la aurora quer

<;lisipase las

tinieblas de

la.fals_a'

enseñanza.

El.Dios

de··