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¡ne-d.anlibres de
ln.
carga. Esta sencilla organizacion
·entraña mucha fuerza
y
suavidad. Las leyes solas tie–
uen_
un
soberano imperio.
Sin
en1bargo, he aquí
:to
. ·que algunos han-osado llamar-despotismo, servidtnn–
bre,
cuan-do uo hay sino ót·den, respeto, lejítima viji–
lancia
y
verdadera libertad. Los que quieran juzgar
segun las men.gnad:;ts ideas de la política humana res–
pecto de una sociedad relijiosa, no saben tomar en
<menta, ni el elemento divino dep-ositado en sus leyes,
;ni el poder r-egulador de una caridad verdadera, y ha–
blayáu
siempre,
001110
<Ciego
B.,
de
n
uestTo instituto."
87.
RESPUESTA.
I-Iarto hernos dicho en
la
primera
y
segunda parte de nuestro trabajo .á propósito del go–
bierno de
la
com.pañia.
El
padre Ravignan justifica
la
auto1·idad de su general diciendo, que "no la ejerce
.sino con arreglo
á
la gran ley católica, es decir, con
la
mas perfecta dependencia del jefe suprem·o de
la..
iglesia."
N
o era gran elojio
por ei
érto, ni gran defen–
.sa del general de la compañia decir, que no era cj·smá–
t.ico: que
por
lo que hace
al
hecho
de la dependencia
·del
jefe supremo
ele
la iglesia, la historia l1a consig–
nado sucesos especiales: no todos los generales habian
1
de ser co1no San Ignacio. Rodeenlo norabuena los
.asistentes,
a
quienes debe
oir;
peco el mismo padre .
J~avignan coníie~a,
que el general es único
juez
de
.sus detenniuaciones. IIaga advertencias el rnonitor,
seráu tan1bien
oidtts.
Dígase que las leyes solas tie–
nen soben'tno in1perio: le contestará el padre Mariana,
-que e11tre las
euferm.ed~tdes
de la compañia, la mayor
y
n1as
grave es .la despótica autoridad del.
g~nel'al;
·(1ue calificaba
su
n1ona.rquía
de
jirt1·a
.que lo destrozaba
todo
y
.no se gobe;rnaba
p6Yr
leyes
Esa
organizacion de que
habla
el padre R.avignan,
·es aplicable, por n1as que se desfigure, á todo gobierno
~1bsolúto;
y
la política hurnaua puede alzar la voz pa–
J.'a exan1inarla, sin que sirva de obstáculo el pretendí- ·
do elemento divino,
ni
el poder regulador de una ca–
ridad, qu.e no es .esclusiva de la compañia, obra de
San Iguaeio
de:IJoyola,
y
no
de
J.
C.
y no obstante,
tiene valor el Reverendo Padre de llarnar
osados
a
los
.que
á
esa organizacioale dan los uonllwes ele despotis–
l llO
y
servidnrrtbre, sino que debe llamarse órclen,
.x.cspeto., lcjitin1a vijilaucia
y
verdadera
li.herlacl~
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