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:gúnera1
Vitelleschi, que habia a,ptobado
·clieha
~bra;
y
.para impedir la censura,
hizomodificar dos eJem–
plares, que envió
á
Patis,
don.dee·ran
muy
raros
lt)S
'Otros,
.)?ara
que vistos col'
riera lavo,z,
de que
la ·cen–
·SUra se
apoyat~ia
.en
una
calumnia.
Y
·tan
ufa1io estaba
,de su
invencion~
que di@ ·Cuemta
d.
e
ella
á
Urba–
no
VIII,
-quien in-dignado
le
;¡·epr<:>b0 su .proceder,
y
.mandó recQjeJ.·los ·dos ejemplares .met'lcior:rados.
Recuerden
.les
l.eot~res
lo
~que
refe.rirnos antes
:del
Padre Le-Tellier, que oprimido por el enorme peso .
~de
hechos
incuestien~bles ·:eont~·a
;los Jesuitas
de la
•Qhin.~,
los
:ne;g.ó;
y
e1~
tone
tan alt(!)
y
~despeeh.ado,
que
ll~gó
á
decir--'·'ooRsiento en · pasar :por l1í.l.alvad@
·é
.in–
·sensat0, ,en caso Q.e ,pll.Qeai'me le con.trario."
Y
es sa–
tbido que .se le
prebó:
que
Sll
libero
tY:é
censurado
·en.
Roma;
y
que .los mismos que antes
lo
apr@baron, .sa
~creyer<:>n
.obligados
.á
retractarse.
·
P~ro
estas .pocas vergüen
zas Fl:O
:lracen ·can1biar
th~
~s'istem.a.
.á
los .padres jestiitas;
p.or<,Ionde podemos oou–
:tirmarnGs e.n Ja idea, de que
talesgentes no aspiran.
á
mas que
a
mantener la repu.tacÍGn de los devotos, en
·cuyo re1Dañ0 está
SR
reino. Respecto :de
los
·demas,
n.egaa.d~
r0tundam.eate,
y
llamando calumniadores
.á
los calumniados, no .se pierde todo, se aventura mas
hien,
_p~es
eutre .Jos .p-Popios
adv~rsarios
de los jesui–
t a.s no dejarán de haber }90oos
ó
muchos, que suspen–
·dan el juicio, al
oü·
á
padres circunspectos
y
santos,
un~
n1.1gativa tan pronunciada. Confrontar los testos
-€S
'trabaj@ insípido
y
pesad
o.._
T·ienen nuestros ,lectores
-a.naprueba de lo dicho
·en
la cQ.nducta de los jesuita
s e0nel gran Pascal. Su
'Cara.oter
le ponia
á
cubittrto de toda siniestra in1puta–
·cion: él mismo
rejisti~aba
y
cona
paraba las citas; que ·
le presentaban .auügos leales: otros imparciales
y
con–
cieuzud.oslas
veri:fi~aban
y
hallaban exactas; y no obs–
tant~,
al virtuoso Paseal .le h,an llamado falsificadot· '
y
caLumniador. Y
{JOin.o
no .podian negar sus enemi-
. g os las imitables gracias de las cartas provinciales, le
dejaban su mérito literario, ¡que bondad! pero
rehu~
··
sáHdole la palm.a .en el campo de la discasiou ¡en ·el
·CtH1lpo d.e Pascal! Y luego, por una de
aqu~llas
estra–
v agancias, que solo podrian esplicarse por la lijereza
d o la
plun1a
y la licencia poética, ho1nbres, nada je- ,
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