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·¡.·
.
Por lo que hace
á
que "los·
jesuit~s
nunca conocie-
ron ·otra ambicion, que la hambre y
se~
de la salud de
las aln1as; digale al padre Ravignan el .
s~ñor
Rodri–
guez, de Arellano, arzobispo de Burgos, que en "sus
n1en1orias y cartas
edificantes
se dice
,l_o
que caminó
este pad're, y lo que padeció
aque~,
á
m~yor
gloria de
Dios: pero nada de lo que
produc~n
.sus ;
. i~génios
de
·-azúcar, su lana, su yerba, y sus
me.rca~erias."
D.igale
. tambien el señor arzobispo Pq:tdt----"¿
han lanzado al–
guna vez los rayos qel cielo contra el t.rá,fico de ne–
gros, contra las ruanos humeamtes de la .
~angre
de
l~
San Barthelemy, contra, las dragona.das de las
Q~ve
nes? ¿Qué han. hecho cuando tenian á sus .piés
á
los
penitent~s ·
soberanos?
¡Q~é
no habria hecho Fene-
·lon!" ¿Qué dice
á
todo esto 'el padre Rav
ignan? Por–
que en todo
ellos~
interesaban las almas
y.su ¡;1alq.d.
•
•
1
V()rdtl,dero retrato de la Compa1iia.
!
'
. ~
· ARTICULO XII.
\l
·l
98. ·Aunque en la mayor parte no ·dice cosas nuevas
el autor de esta obra, sino que repite, hasta copiar
,á
veces
á
M. Cretineau--Joly
y
al señor Gutierre·z de l,a
Huerta, tiene ·en varias ocasiones una manera.. ·
ta.~
particular y estraña de decidas, especia¡:riaente ras
que son n1uy suyas, que no · queremos peider la
vBn~
taja, que de considerarla, resulta á nuestra causa.
Aprovecharemos tambien la oportunidad de inc'ulcai·
en las razones ante.riormente espuestas, y de corroqó–
rar las sentencias e1nitidas, ·cdntestando
á
los argu–
mentos con la
se~cilla narrac~on
de los hechos,
y
cor{
la aplicacion de esas propias
sentencia~,
co1no mas
~e
una vez lo hemos practicado. 'Lo obra aparece ano–
nirna; pero la imprenta nos ha hecho saber, que su au–
tor era el Reverendo D. Melchor Bonffil, misionero
apostólico,
y
es
calificad~
de
notabilísima.
.
ll
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·
'
§
1.·0
...
'
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99. Estraña mucho · el padre. misioneró, que
"s~
repita en libelos 'y obras preñadas de animosidad