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~

snitas por

cierto,jesuitizaban.

No numeramos al

Padre

l{,avignan .entre los negantes de mala

fé,

sino entre

los 'que no quisieron confrontar:

y

por eso llegó á de–

(~i:rle

á

Pascal-"vuestvo génio ha con1etido un gran

cdtnen, el de establecer una alianza, tal vez indes–

trnctible, entre la n1entira

y

la lengua del pueblo

frauco.

IIabeis fijado el diccionario de la calumnia:

él

hace regla todavia; pero no la hará para ·n1i-no me

impidió .llevar

á

cabo mi resolusioü

de

entrar

e~

la

con1pañia."

El

Padre R.avignan, que sin mengua de

las. eartag

provinciales, pudo llevar

á

cabo su resolucion de en-–

trar en la üompafiia, halló algo que

añadir

á

lo que

el Padre Daniel

y

otros dijeran contra las cartas pro–

vinciales. Atribuir un jesuita

á

Pascal

un

gran crí–

nlen, .el de

~'haber

establecido una alianza entre la

mentira

y

la lengua del pueblo franco,"

es ·

suponer

sin probar,

mentira

en las palabras de Pascal; menti–

ra,

que toda

la

compañia,

pasada;,

presente

y

fiitu:ra~

si con1pañía: ha de haber en lo futuro, no descubrirá

jamás; ·mentira, que no tiene alianza necesaria eon

el

lenguaje franco, aunque las cartas provinciales

hume–

sen contribuido

á

su 1nejoramiento

y

:fija.cion: habia

hombres sesudos que sahrian distinguir

la

propiedad

y

hel]eza del estilo, del fondo de la materia,

y

encon–

trar 1nentira, caso

de

habe-rla~

94. El Padre Ravignan,

á

la par de· otros

defen~o­

res de los jesuitas, daba una idea muy diferente del

probabilismo,

como no era la

que

tenian sus docto-1·es

1

lo que en otros términos equivalía

á

condenarlo¡.

lle

aquí

como

se

esplicaba-"cuando se p:t"esentan motivos

poderosos

y

graves autoridades:, para

persuadir

á

lln

homb1:e prudente,

y

probarle, que la ohljgacíou no

existe,

ó

que al ménos es ineie:rta

y

dudosa, hay

en

favor de la libertad

lo que

se llama

opinüm probable-:

tal

es

el probabilisn1o sanamente entendido.

N

o

hace-

sino

enunciar un principio profundamente filosófi co

y

mo–

ral,

á

saber, que toda ley cierta obliga, pero la incierta

no obliga."

.

,

95.

RESPUESTA.

El Padre Ravignan procedía de

una manera semejante á la de

M.

Cretiueau-Jo1y,

á

quien discurriendo in1pugnaban1os asi-''No es

proba–

bilistno,

no

es

carácter

~senC'ial

suyo el no

tener

contra