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tacl particular
r~
la general, el intcres de uno
~11
intere:1
de todoR: su mision espontánea, que en nada contraj
l'Ía
la volnutad ni la independencia.
"N
o hay opre–
>>
sion, dice Rainal, en una surnision ·volulltaria: dulce
)) irnpério de la opinion." SaH Ignacio decia, qne
"no
;>
estaba prohibido hacer observaciones al superior."''
~:1
jesuita puede raciocinar sobre su obedieucia, corno
110
puede el soldado ni aun el oficial." .
17.
RESPUESTA.
Desde Juego
"en
lo salones del
n1nudo no se puede juzgar de ]as
interiol'id~tdes
de
una
órdetl
relijiosa;" n1as por
C$0
¿tendrán obliga–
ciou
las autoridades, que habitan en salones del rnun–
do, de reconoceros,
y
adrnitiros
y
abriros eus bt·azos?
¿Obligados
á
recibiros sin conoceros, á vosott·os que
tonlabtt.isun l10lnbre que se os negaba,
a
vosotros que
no sabiais definiros,
y
que apurados
os
llan1asteis Jos
tales cuales?
¿Obligados despües de conoceros en
tan–
tos años de
esperie1~cia
que os 'condena? ¿No ·podían
los
gobicw110s
rejir
á
los pueblos sin vosotros, ni
po~
diau · enseñar las universidades, ni eir los fieles fruc–
tnosantente la predicacion? ¿Podrá mirar con indo–
lencia
un
gobierno, que sectas interesadas llenert de
ideas erróneas y perniciosas
á
la juventud, y la con–
duzcan á -prec1 picios?
Y
dejando
á
un lado 'las estra–
vagal1cias
y
los errores inocentes, ¿podria
d~senten
derse ele los que degradan la dignidad hun1ana,
y
ha–
cen desgraciada toda la vida en un rato de a1uciua–
Iniento't ¿A pesar de todo queríais ser recibidos'? Qne–
riais pues serlo conlo por de recho de conquista. :Los
gobiernos no se contraian á exmuinar las reglas iute:.
riores de vuestra vida relijiosa., sino á sabel' lo qne
erais; si vuestra regla era
iuco111patible
con derechos
ajenos, coa el sosiego público,
y
si dejabais de sor
ho1nbres por ser jesuitas
18.
"La.
vida del claustro es
la
antÍI)oda de la vida
del n1undo" ¿No era este un avi so á los gobiernos
y
parla1neutos, para que no os achnitie1·an? .Antípodas
del rnundo
¿
qué quereis en el n1unclo? ¿Acaso su vi–
da es vuestra vida? ¿O vivís en él para convertirlo?
Pel'o en verdad, ¿vues tra vida no era en gran parte
Üu
vida del n1unclo '? "El n1uudo de todo echa n1ano,
t odo lo pone en n1ovitnieuto para adquirir rique–
zas."
·y
¿vosot~·o s
nunca jam:ís habois echado n1a-