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ht•e, degrada á sus súbditos, los hace
bcleulos
en
St1~
h1anos,
caclavwres
se~un
su voluntad,
y
da n1alos ejen1..
plos
á
las Naciones,
á
las cuales les roba sus honl–
Lres para•hun1i1larlos.
Y
luego levantat hasta el cielo
sn
orijen, ala1)atse
á
si
rt1isn1os los jesuitas en su con1.pañia,
y
solicitar
y
n1ultiplicar sus pt•ivilejios para distinguirse; nada de
esto era cristiano
ni
propio de una compañia de
J
e–
sus. Añádese el singularisn1o privilejio, docun1en–
tado por los mismos jesuitas; de que al morir
un
je–
suita,
J.
C. sale
á
l'~cibirle;
y .
de que por el espacio
de trecientos años todos losjesttitas se salvarían;
y
ele
que,
siu
limitacion de tien1po, se salvarían todos–
¡
O fottunatam Jesu societatem, qure adscriptos sibi socios
aptos (/:_terno:; felicitati, vel invenit vel facit!
Si11 en1bargo, estos predestinados sufrieron desde
el principio contradiccion,
y
no de impíos ni
de~crei
dos, sino de varones sesudos
y
timoratos;
y
posterior·
1nente hasta los propios jesuitas hablaban del desae-
reglo
y
enfern1edades de su compañia.
.
.
Ha llan1ado particularn1ente la atencion ese prunto,
ese furor de acun1ular riquezas, que de profesion
y
por voto no podían ni debían tener,
y
acun1ularla~
iuconn1ensurablmnente, con la burlesca distincion, do
que no eran para las casas profesas sino para· los co–
l~jios
de estudios; co1110 sí todo ello, fuera de las ne–
cgociaciones,
DO
emprendidas
á
favor de los colejios,
no se hallára en la con1pañia al arbitrio del prepósito
general.
262.
Los padres jesuitas educaban
á
los pueblos
de las 1nisiones; pero co1no
á
rebaños
y
no como
á
hom–
bres. Fuera del sustento
y
el vestido, para otros eran
']as ganancias adquiridas con el sudor de los pobres in–
dios. Cuando se les elojiaba, era en reco1nendacion
del mérito
y
contraccion de sus directores;
y
cuando
se les presentaba como in1béciles, era para que otros
obráran en su nombre: nada Inas parecido
á
la servi–
dumbre.
· l{especto de la educacion de la juventud, han visto
1n1estros lectores, sobre el irrecusable testimonio dG
padres jesuitas, cuan atrasada, cuan estravagante lle–
gó á
estar,
y
cuan monacal
fué y
eurialística ó inqui–
sitorial;
cuan oqnivocado y supuesto ese
preten<lido