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211

ll"i a <le

la rnultiplicnda

y

constante resistencia <le perc

sonajes c:·istianos á 1a iutrodnccion

y

pen11a1lencia de

)a compañia.

Ahí

está la persecucion del venet·able

I'alafox,

y

otroe obispos,

y

la persecucion, hasta la

!nuerte, del inocente Antequera.

Ahí

está esa te11az

y

escandalosa resistencia

á

1a autoridad epiBcopal, en

puntos no sujetos á la esencion, cmno la visita de los

curatos desernpañados por jesuitas: resistencia

tan

re–

comendada por el general Vitelleschi al provincial

·del

PeJ·u,

tau

ru.dam.ente ejecutada contra el obispo

·Cárdm:1as,

y

ant-es de eso, añadamDs ahora, puesta el:l

-ejercicio por ]os jesuitas del cercado

de I.Jilna,

contra

·eJ

arzobispo

Santo

Toribio~

Ahí

est.á el reino jesuítico

,del Pat

1

aguay

eu esas

recornendadas misiones, don–

de habia un poco de bien para los pobres indios,

re~

·.Bervándose lo de1nas para los padres

misioneros~

Ahí

están las nüsiones del Oriente, en que adelantaron

tanto

los

j

esuita

s, casi hasta tocar

á

la idolatría;

y

en

que dieron

m.ch:

jen

á

que Benedicto

XIV

los llamase

"''contumaces, capciosos, inobedientes, perdidos

y

re~

t't·actarios."

Ahí

están las cartas provinciales al lado

~le

las doctrinas relajadas de los jesuitas.

Ahí

están

las constituciones apostólicas de Clen1ente

XIV,

y

de

Pio

VII .Yel

decreto de ].,ernando

VII

y

su revocacion

por las córtes españolas,

y

lo acaecido desde 1848

hasta el presente,

y

á

vista de todo, decid, si vuestt·as

virtudes

y

servicios

os

han hecho odiosos,

y .

si

es in–

fundado ese clainor del mundo contra

vosotros~

266. Pero no hay tal clamor, dicen ellos

y

sus de–

fensores. ¡No hay clamor contra vosotros! Hombres

necesarios: ¿serán culpables las sociedades por habe–

ros desechado?

¿Sin

vosotros no habrá relijion en

l~s

naciones, ni órden en las farnilias, ni instruccion, ni

virtud

ni

prosperidad? O en

ca~o

de permitirlo vues–

tra jenerosidad, ¿nadie lo haria ntejor ni. tan bien

co1no vosotros? Si no hay clan1or contra YOsotros,

¿por qué entónces esa general anin1adversion que no

quereis oonfesa1·? .¿Por qué, en el movilniento de pro–

gt·eso

y

libertad que ajita á los pueblos, sois espulsa–

dos en todas partes, en paises de n1ision, en estados

católicos,

y

espulsados despues de admitidos? ¿Qué

marca se nota en las frentes de los jesuitas, que los

.hace odiosos? ¿Qué palabra

fatí~ica

se lee

ahí~

que es-