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121-

cstf'.

sistcn1a

do gohierno tenia

por

objeto

aprovecl1arb

·"e los jesuitas ele

los trabajos ele sns

neó-fitos.

Adrni–

·raba la pureza de su

n1a.n~jo

llevada hasta el escrúpu-–

·ln.J>

Poco antes habja dicho-"el producto de los efec–

tos co1nerciales, la yerba, la cera, la miel, y los lienzos

·de n1godon, se invertia en .el pago de los tributos

y

"diez1nos,

y

el sobrante se retornali>a

e11

efectos para el

.consnmo de los pueblos, adorno de los templos,

y

ga–

]as dispendiosas, de que usaban Jos indios de oficios

,}-Júblicos en sus festividades." J_.o dicho en esto

nl'is1no

.:.utícnlo puede servir de satisfactoria co

ntestac

ion

a

la~

aserciones del ceñor Funes, que nos parec.en

111

tr.r

exajeradas. El sobrante daba para todo, y fuera de.l

,adorno de los templos

y

las

galas dispendiosas,

para en-

viar á R.on1a ...... todo lo saben ya .nuestros lectores.

149. Se en1peñaba el señor Funes en pintar ·"esas

repúblicas con1o las únicas del mundo, donde .reina-·

ba esa perfecta igualdad de condici@nes, que ten1pla

;]as ·pasiones destructoras de los estados, y suntinistra

fuerzas

á

la razon."

Ha

bl.emos c0n mas propiedad:

1

Cl

Paraguay no conocia sino :dos condiciones y dos

fortunas-la condicion de los pastores y

l~

de. los .re-

baños~l2t

,pingüe fortnna de les padres, para los fines

·convenientes, y la escasísima de los pobres indios,

llttra

lo

necesario,

sin haber

superfluo.

1Iabia en estos–

igualdad de miseria, igualdad de

abatinliet~to,

que no

·u1ninistra fuetzas

á

la rrazon,

igualdad de servidunl–

bre, sobre la que alzáran los padres jesuitas su abso-

1utisn1o patriarcaL

Jugueteaba el señor Funes con su buen ta1ehto,

cuando escribia-"como los indios se convencían clel

-Hcierto, les pare·cia que procedían por eleccion-no

faltandoles cosa alguna, venian á gozar en c.ie.rto rno–

do de una propiedad ilimitada." Aquí solo hay ilu-

sion de palabras, esjuego no n1as.

.

150. Estrañaba el señor Azara, que "no hul'nese

bastado siglo

y

nH~dio

para sacar

á

los indios de la

infancia;"

y

el señor Fnnes le oponía

ht

comducta del

.gobierno español que "en cerca de tres siglos había

tratado

á

los indios en clase de n1enores." Esta ré–

plica llena do vigor, era un argun1ento fuerte eontra

el señor Azara, español, en el caso de que este apro–

base la conducta de sn gobierno; pero él no quitaba

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