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-125-

~as,

espresarnente fabricadas al caso intentado. Quedó

tan desacreditado el libro del

P.

Tellier, que los pro–

pios jesuitas no pudieron impedir que fuese censura–

do en Ron1a

donec

corr~qatur,

sin que llegase el caso de

]a

correccion. Algunos que habían aprobado el libro

del

P.

1_"'ellier, se creyeron obligados

á

retractar su

aprobacion, como lo verificaron.»

156.

"Años despues el papa Clemente

XI

que era

n1uy

adicto

á

los jesuitas, envió

a

Monseñor Tournon,

á

quien despues hizo cardenal, con las facultades de.

Legado

á

lr1,tere

en

las Indias y en la China. Llegado

ú

su destino, tomó

cono~in1iento

de la causa,

y

quiso

baber de lns n1ismosjesuitas la manera con que gober–

naban sus rnisiones. A consecuencia dió un decreto,

condenando los ritos malabares observados por los nli–

t~ioneros

de la compañia; y de tal suerte se manejaron

estos, que se vió en la necesidad de decirles- padres,

yo temo haber ,r;ravado

nd

conciencia por complaceros;

asi .

co1no al snperior de los capuchinos le dijo abrazándo–

lB-padre mio; los que me han indispuesto contra vosotros )

con falsos informes, serán responsables ante Dios: yo os

haré

toda

la

justicia.que os es debida.

La Santa Sede

con~

firmó el decreto, calificándolo de justo

y

prudente.)>

''Pero los jesuitas escribieron contra el decreto,

y

dijeron que el Legado habia carecido de juriadiccion;

de lo que se indignó el pontífice, quien confirmó de

nuevo lo hecho por su

Lega~lo,

y fuln1inó excomunion

contra los refractarios.

I~os

jesuitas regresados de

Ito·

Jna sostuvieron, que el papa babia declarado, que los

misioneros podian continuar las cerernonias condena–

das por Tournon, cuando contribuyesen

á

la salud de

los pueblos

y

á

la n1ayor gloria de Dios;

y

uno de ellos,

el P. Bouchet, revestido de los hábitos sacerdotales,

y

tornando por testigo el cuerpo y sangre ele

J.

C. dijo,

que él habia obtenido una declaracion por

ordculo de

'l'iva voz,

segun lo cual, no obligaba el decreto del Le–

gado. Llegada la noticia á oidos de Clemente

XI,

lla–

mó mentirosos

á

los qne tal publicaban, y expidió un

hreve en que confirn1ando el decreto, declaraba, que

~e

le habia atri buido falsa1nente el

oráculo

~e

viva voz.n

§

3.

o

157.

"En Octubre del a.ijo 1710 expidió el papa

Ul'lt