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86-

contra él al Virey, por quien estaban encargados de

hacer al Legado algunas preguntas; de lo que este se

indignó, manifestándoles, que no eran ellos los que

debían encargarse de tal comision, reprendiéndoles

su astucia

y

artificios,

y

recordándoles el respeto que

debían á la Santa Sede. El Legado solicitó una au–

diencia del Emperador por medio de sus mandarines;

y

corn.o estos eran agentes ó pensionarios de los je–

suitas, les comunicaron la solicitud,

y

hubo empeño

de que Be le diese una respuesta desagradable

y

mor–

tificante. Con efecto, el Príncipe le hizo decir, por

conducto de otros mandarines, que servirían de obs–

táculo á la entrevista la observancia de la bula

ex illa

die

de Clemente XI,

y

la jurisdiccion del Legado, so–

bre los misioneros de la China. El especioso nombre

del Emperador empleado

á

cada instante, obligaba al

Legado

á

escucharlo todo,

!•y

á

responder

á

todo; y

como la costumbre del pais era ponerse de rodillas,

para oir las pretendidas voluntades del E1nperador,

tuvo el Legado que ver delante de sí

á

un monstruo

de orgullo, al famoso P. Luis,Fan,jesuita chino, sen–

tado en traje de mandarin, haciéndole preguntas en

términos arrogantes é insolentes, que · aquel escucha–

ba .de rodillas.

Y

no contento el jesuita con haber

hecho la funcio1;1 de juez, se constituyó, bajo el nom–

bre de intérprete, en espía del Legado; mientras que

sus co-hermanos trabajaban con dilijencia para hacer

inútil la legacion, y para que no tuviese lugar la en- ·

trevista con el Emperador."

· 324.

"El Legado tuvo dos entrevistas con el Em–

perador, sin notable resultado; pero hubo jesuitas que

profirieron groserías contra la Santa Sede.

Un

testi–

go religioso, el P. Viani, refiere que otros dos, los

padres Cesati

y

Chalchi, le protestaron

in verbo

<

Sa–

cerdotis,

que un jesuita, llamado Simo:qetti, · despues

de haberse arl'ebatado en quejas atroces contra el Pa–

pa,

dijo-pues él quiere irritar á

la

compañia, ella se ve–

rá obligada á mostrar á toda la tierra cuanto es capaz de

hacer.

El Legado se propuso ganar

á

los jesuitas; pe–

ro él las habia con gent.e dishnulada, que con-aparien-