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veTdadera
religion,
de9ia un santo .Obispo, para conocer,
que no sabia los primeros elementos de teología. Pe–
ro su política le descubrió el secreto de vivir en paz
en la <Jhina. Los reyes encontraban en él un sugeto
complaciente, los paganos un ministro que se acomo–
daba
á
sus supersticiones; los mandarines un fin po–
lítico; y el demonio un ministro confidente, que con–
solidaba su reino entre los infieles, y que lo estendia
entre los cristianos." Predicaba pues el P. Ricci la
religion cristiana en la China, desfigurándola con la
mezcla de supersticiones paganas; enseñando á los
cristianos
á
asistir, y aun cooperar, al culto de los
ídolos, con tal de dirijir su adoracion á una crúz cu–
·bierta de flores, ó que secretamente estuviese unida á
alguno de los cirios, que estaban encendidos en los
templos de los falsos dioses; y en fin, haciendo desa–
parecer .la cruz, que no se queria mostrar á los in–
fieles."
"Los religiosos dominicos lograron entrar años
despues en la China por otra parte que·Canton, don–
de tenían los jesuitas sus centinelas;
~y
uno de ellos,
el P. Morales, aprendió perfectamente la lengua man–
darina, por cuyo 1nedio desctJbrió, que los cristianos
formados por los jesuitas, tenian prácticas idólatras
con la autorizacion de esos padres. Los dominicos
pr.opusieron á los jesuitas entrar en conferencia para
ilustrar las materias,
y
convenir en principios verda–
deros; pero .éstos, en vez de contestar, les suscitaron
obstáculos y persecuciones;
y
dos de aquellos, espia–
dos por los jesuitas, cayeron entre las manos del go–
bernador de Fogan, partidario de la compañia, y fue–
ron desterrados de la China. Los dominicos tuvieron
que
envía~·
á Roma al P. Morales, supuesto que los
jesuitas habían cuidado anticipadmnente de enviar al
P. Alvarez Semedo; y para poner
~1
la congregacion
al cabo de la disputa, compuso un escrito, donde en–
tre ot as prácticas hacia mencion, del consentimiento
que prestaban los jesuitas á los gobernadores de las
ciudades, que habían abrazado el cristianismo, para
que ofreciesen sacrificios al ídolo Chinchoam,
y
pros-