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hacer callar

á

sus adversarios, se dirijieron los jesui–

tas

á

Roma, en tiempo de Gregorio XV, presentán–

dole como civiles prácticas enteramente idólatras.

El Papa dió un decreto, permitiendo ciertas prácti–

cas; pero añadiendo tantos correctivos, que los pro–

pios padres

n~

hicieron valer el decreto, ni aun lo

mostraron, ni se insertó en el bulario de Gregorio XV."

"El superior de los capuchinos, que era el P. Esprit,

y desempeñaba el cargo decuradePondicheri, se apar–

tó con los suyos de la comunion de los jesuitas, por

que estos continuaban en las prácticas idólatras, con·

denadas por el Cardenal Legado Tonrnon, de quien

hablaremos luego. A poco vino órden de Luis XIV,

que se hallaba a1 fin de su reinado para qne,el P.

E~prit

fuese llevado

á

Francia; peró, despues fué reco–

nocida su inocencia en el reinado de Luis XV, y vol–

vió á su curato con gran duelo de sus perseguidores.

Tambien M. de Visdelou, que por su rectitud y pie–

dad había reconocido los escesos de sus co-herrn.anos,

y que de misionero jesuita en la China fué hecho

Obispo de Claudiopolis por M. de Tournon, sufrió

tambi.en

el destierro. Su crímen era haberse separa–

do de la comunion · de sus hermanos, á causa de ha–

berse rebelado éstos contra el decreto de la ·Santa

Sede, que confirmaba el decreto del Cardenal."

Notemos de paso, que "los jesuitas se empeñaban en

la canonizacion de su hermano el P . Juan Brito, con

el objeto de que, declarado mártir este jesuita, se

diese por cierto y seguro, que los ritos malabares no

eran opuestos á la pureza del evangélio, pues no ser–

vían de obstáculo, á que sus defensores fuesen colo–

cados en el número de los santos." Añadamos que

dicha pretension t enia tambien por obj eto, neutrali–

zar la canonizacion ·del venerable P alafox.

313.

"El citado P. Esprit habla como t estigo ocu–

lar de la conducta observada por los j esuitas respecto

de ciertas prácticas. Yo he visto llevar en procesion

una basija llena de harina y arroz; y en medio de la

basija la mitad de una cáscara de coco llena de man–

teca, que es el aceite de las pagodas, que son los tem-