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dos y auténticos. En ellos habia leido, que "los obis–
pos
así.~de
Buenos-Ayres con;o. del Paraguay visita–
ban estas reducciones, y ree1b1an en ellas todas las
pruebas de sumision y respeto que exigía su alto mi–
nisterio." Y a saben los lectores lo que hay en el par-–
ticular./
Entregado
@1
señor Funes
á
sus propias reflexio·
nes, enmendaba de algun modo lo que dijera en la re- '
fut~cion,
para defender
á
los jesuitas. He aquí como
se espresaba en algunas ocasiones-"Oonvendremos
en que la libertad de estos indios para el uso de sus
bienes, no era cual convenía
á
una República en el
est~d0
de su perfeccion"-No disimularem9s que, si
el plan de los jesuitas hubiese sido trazado para man·
tener
á
los indios en una perpétua infancia, era des–
de luego defectuoso; y aun mas, que debieron irles .
dando yá una educacio.n mas liberal y mas conforme
at hombre que·llega á conocer toda su dignidad."
·:Resulta de lo espuesto, que no. ha habido razones
justas, para desmentir
~las
aserciones del señor Don
Fe]ix Azara-"es de creer que las poblaciones jesuíti–
cas debieron su formacion mas bien al temor á los pa–
tugues.es, que al talento persuasivo de los jesuitas–
La única regla era la voluntad de los padres curas–
el corregidor, los alcaldes
y
r egidores eran
~rderos
~nstrumentos
de los curas para ,ejecutar sus volunta-–
des-los jesuitas eran los señores absolutos de todo–
los indios no podian poseer ninguna, propiedad parti–
cular-los jesuitas llegaron
á
persuadir, que este go–
bierno era el único conveniente
á
los indios, semejan–
tes
á
niños-no eran tan niños los que antes de los je–
suitas sabian mantener sus familias
y
vivian en un
estado de libertad.-Si en el siglo y medio no han
podido correjirse estos defectos, una de dos,
ó
la ad–
ininistracion de los jesuitas era contraria
á
la civili–
zacion de los indios,
ó
estos eran esencialmeJ+te inca-
paces de salir del estado de infancia.''
·•
- Pero no pudiendo decirse lo segundo, como lo acre–
dita la esperiencia, debemos estar
á
lo primero, en