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n.dmil•abá la pureza del n1anejo, llevado hasta el es–

crúpulo; si11 que hubiese ejemplar, de que un cura

adminjstrador diese algo de n1omento

á

sus .mismos

superiores, sino por su legítimo valor." No dudamos

ele que todo esto fuese exacto, y de que les constase

á los que se hallaban instruidos, como lo estuvo se–

guramente el señor Funes, educado por los jesuitas,

en la cuenta y

r~zon

de los caudales de esas reduc- '

ciones; pero no estamos por las palabras con que ase–

gura, "que el producto de los efectos cmnerciales, así

en natura con1o n1anufacturados, la yerba, la cera, la

miel y los lienzos de algodon, se invertía en el pago

de los tribt1tos y diezmos, y el sobrante se retornaba

en efectos

par?~

el coristuno de los pueblos, adorno de

los templos,

y

gabs dispendiosas, de que usaban los in–

dios de oficios públicos en strs festividades." Lo di–

cho en,este n1isn1o artículo puede servir de satisfac–

toria contestacion á las aserciones, que nos parecen

muy exajeradas, del señor Funes. El sobrante daba

para todo, y fuera del adorno ele los ten1plos y las ga–

las dispendiosas, para enviar á R.on1a., en determina–

dos timnpos, un gnm caudal, fuera ele las remesas es–

traorclinarias: todo era sabido, público al en1barcarse.

309. Prosigue así el señor Funes-"el gobierno ele

los j esuitas ha sido desmerecedor

á

juicio del señor

Azara, de los elogios que le han tributado escritores

europeos por haber establecido la comunidad de bie–

nes, la falta ele propiedad y la dependencia absoluta;"

y para rebatir este juicio desfavorable, se mnpeña el

señor Funes en justificar la, institucion jesuítica de es–

ta n1anera--"La igualdad de condiciones

y

de fortu–

nas siempre ha sido n1irada como el segundo bien de

una sociedad;

y

no es poca gloria para los aú.tores de

este gobierno, que sus censores le formen proceso

por el crhnen de haberlo conseguido."

No nos parece que sea digno de llamarse bien de

una sociedad,

y

1n ncho n1enos su segundo bien, la

igualdad de condiciones

y

de fortunas . Lo que ha

parecido un·bien en sociedades civilizadas

y

de pro–

gr.esD, era. destruir el aristocrátjco instituto de las