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licencia de los superiores para la. impresion, préviás
las aprobaciones de los1 teólogos de la misma com–
pañia. Por ejemplo, en las del P. Francisco Suarez,
impresas en Venecia, verán en el tomo 19 la firma
del P. provincial Antonio :Mascarenas, y en todos los
demas con permiso y privilegios de los superiores. La
e é Leon tiene el permiso del Provincial
J Días, autorizado por el P. general' Clan–
d viva. En las del P. Gabriel Vasquez, im–
presas parte en Leon y parte en Amberes, 1eerán
los nombres de los provinciales Luis Gusman, Fran–
cisco Porras, Carlos Scribani, Bartolomé J acquinot,
Bartol9mé Perez de Nueros, Fernando Lucero; yno
como quiera, sino con las facultades recibidas al caso
del P. general. En las del P. Antonio Escobar verán
el permiso . provincial Francisco 4.-ntonio, au..
torizado al por el P. general Vicente Carrafa.
En las del ulo Laiman encontrarán la~ licencia
del provincial Gualtero Mundbrod, con la facultad co–
metida por el P. general Muci.o Vitellcschi. Las del
P. Domingo Viva tienen el permiso del provincial'
Tomas Capani en 1708: el de -J acobo Perreca en 1716:
y el de Francisco Capani en 1722: procediendo cada .
uno con la autorizacion al caso, dada por el P. gene–
ral Miguel Angel Tamburini. Las del P. Leonardo
Lessio tienen la licencia del provincial Estevan Binet;
y en esta licencia hay una circunstancia notable, y
es que los padres de la compañia obtuyieron privile–
gio de los re Francia Enrique III, Enrique 1V,
y Luis XIII, que no se imprimieran los libros
de los escrito e la .compañia sin el permiso de sus
superiores. Las obras del P. Fernando de Castro-Pa–
lao tienen el permiso del provincial Gaspar de Vegas
en 1630, y el de otro provincial Claudio Maucler en
1646. Por último, las del P. Vicente Filiucio tienen
la licencia directa del propio general, que lo era el P.
Vitelleschi en 1620.
Tarea interminable seria la de prolongar la lista
con lamuchedumbre de teólogos moralistas de la com~
pañ,ia, en cuyas obras publicadas, cuando menos se
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