Previous Page  119 / 408 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 119 / 408 Next Page
Page Background

-

112-

«

sociedad las opiniones estravagantes de muchos je–

<<

snitas.''

346. Si chocare á nuestros lectores, que obras de

diferentes

y

contrarias opiniones fuesen aprobadas

juntamente, adviertan que la anomalía de esta con–

ducta tenia un objeto, que Pascal descubre en su ci–

tada carta

5~

por estas palabras-"¿cómo pueden los ·

superiores ajustarse y consentir en máximas tan di-

ferentes? .........Si no tuviéramos en la compañia mas

que casuistas relajados, destruiríamos el designio

principal, que es de abrazar

á

todo el mundo, puesto

que todos aquellos que son verdaderamente pios

y

de

buena conciencia, buscan las reglas mas seguras. Pe–

ro como estos son pocos, para gobernarlos no necesi–

tan de muchos directores rigorosos. Tienen pocos

para pocos, y como el número de los que buscan en–

sanches es mayor, tienen para estos una infinidad de

casuistas relajados. Con este modo

cómodo

y

fiexi~le,

como lo llama el P. Petau, alargan los brazos

á

todo

el mundo, y

á

ninguno desechan. Porque, si les vie–

ne alguno que tiene resolucion de restituir la hacien–

da mal ganada, no tengan miedo que se lo disuadan;

antes alabarán y confirmarán esa resolucion tan san–

ta. Pero venga otro, que quiera

ser absuelto

sin querer

restituir; muy dificultoso seria, si no le diesen algu–

na salida, de la cual se constituirían garantes. Por

esta vía conservan á sus amigos, y se defienden de

todos sus enemigos. Porque si los acusan de relajados,

sacan luego á luz sus directores austeros; con lo cual

los simples quedan satisfechos sin otra prueba."

347. Respecto de las acriminaciones hechas por

padres ignacianos al señor Pascal,

á

quien acusaron

de falsificador, impostor

y

calumniador, aunque el

nombre ilustre del autor bastaba para confundir ó di–

sipar esos tristes respiros del despecho, tengan pre–

sente nuestros lectores, que personas imparciales y

concienzudas, luego que salieron á. luz pública las

cartas provinciales, se propusieron confrontar las ci–

tas, para ver si eran fieles ó supuestas, y solicitar en

conciencia la censura

d~

los casuistas

ó

de las cartas;