-
1lX-
,.
de si estará,
ó
no obligado
á
obedecer; estará, y no es–
tará. Estará, pues debe obedecer al superior, cuando
se puede hacerlo sin pecado.
N
o
est~trá,
porque no
habiendo obligacion de obedecer en las cosas ilícitas,
si el súbdito opina
probabiliter
qne es ilícito lo que se
le manda,
probabiliter
opinará tambien, qne no está
obligado
á
obedecer: me suscribo ele buena gana á es-·
ta sentencia." [183]
·
No dejemos en la oscuridad una sentencia del P .
Tamburini, que cita á otros autores, entre ellos
V
as–
quez y Sanchcz- "no hay necesidad de que haya cer–
tidumbre
ó
evidencia de que una opinion sea proba–
ble; basta que sea probablemente probable."- Aña–
damos á Castro- Palao, que dice así-"no obsta que el
superior mande justan1e"nte; porque no en absoluto
mand~t
justamente, sino
probabiliter,
y por eso
proba–
biliter
estás obligado, y
probabiliter
desobligado. Poco
antes había dicho-"puede proceder el súbdito, aun
cuando sea mas probable la opinion contraria."(184)
349. Pasando
á
manifestar nuestros doctores jesui–
tas el carácter propio, ó sean síntomas
dete~·minantes
de una opinion probable, hay sentencia que exije dos
ó
tres autores; el P . Antonio Escobar decía-"
á
mí
me basta que sea defendida por un doctor, aun cuan–
do este le diera principio,
ó
la considerára como ar–
gumento, cuya fuerza reconocía al contestar."- "No
pierde, dice, una opinion su probabilidad, pm: no po-
. der contestarse
á
una razonen contrario: porque si es–
te no puede, otro podrá haceTlD. Y así debes persua–
dírtelo,
y
serias imprudente en pensar de otro modo."
- "Llámase sentencia
comun
la que tiene á su favor
cinco autores aprobados en las escuelas. Yo prefiero
regularmente
la comun
á
la particular." [185] I-Iasta
aquí el famoso padre Escobar.
.
El célebre P. Tomas Sanchez movía la cuestion de
•
" si la a.ntoridacl de un solo autor docto y próbo podía
hacer probable una opinion,"
y
respondía, que sí:
"porque tal au'toridad importabá un fundamento
no
le~;
y
porque si creemos lo que refiere un hombre
putdoso como acaecido en Roma, hay jgual razon para