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pudiendo decirse que no consiente espuma ni heces
como entre los otros monjes, que cnentan en sus
conventos muchos jgnoruntes, estúpidos, holgaza.
nes, indolentes respecto á la otra vida
y
entregados
en esta al desórden, etc.
14.
Propondrán
y
persuadirán los confesores á
las viudas
á
asignar pensiones ordinarias y otras
cuotas anuales
á
los colegios
y
casas profesas para
su sostenimiento, con especialidad
á
la casa profesa
de Roma;
y
no olvidarán recordarles la restauracion
de los ornarnentos de los
templo~,
y reposicion de
la cera, el vino
y
demas nocosarios
á
la celebracio n
de la misa.
15.
A la que no hiciere dejacion de sus bienes
á
la compañia, se le manifestará en ocasion aparente,
en particular cuando se halle enferma
ó
en peligro
de muerte, los muchos colegios que hay que fundar:
y se la excitará con dulzura
y
entereza
á
hacer al–
gunos desembolsos, con1o mérito para Dios, en que
pueda ella fundar su gloria eterna.
16.
Del mismo modo se procederá con respecto
á
los príncipes y otros bienhechores, haciéndoles ver
que tales fundaciones han de perpetuar su memoria
en este mundo y grangearles la bienaventuranza
eterna:
y
si algunos malévolos adujesen el ejemplo
de Jesucristo, diciendo que pues no tenia en que re·
clinar la cabeza, la compañia de su nombre debia
de ser pobre
á
imitacion suya, se ha1·á reconocer
y
se imprimirá en la imaginacion de estos y de todo
el mundo, que la Iglesia ha variado
y
que en el dia
ha venido
á
ser un estado que debe ostentar autori–
dad
y
grandes medios contra sus enemigos, que son
muy poderosos;
ó
como aquella piedrecilla pronos–
ticada por el profeta, que dividida, vino
á
ser una
gran montaña.
Incúlquese constantemente
á
las
viudas que se dedican
á
las limosnas
y
ornamento
de
los templos, que la mayor perfeccion está en
de~-