Previous Page  80 / 106 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 80 / 106 Next Page
Page Background

-7B -

poj arse de

la

aficion

á

las cosas terrenales, cediendo

su posesion

á

Jesucristo

y

sus compañeros.

17. Siendo muy poco lo que debe prometerse de

las viudas que dedican

y

educan

á

sus hijos para el

mundo, debe

buscar~e

algun ¡·emedio

á

esto ,

CAPITULO

VIII.

~HiD

lO

P.A.RA

. QUE LOS HIJOS DE VIUDAS RIC.A.S

A.BRA.

E

t

EL ESTADO RELIJIOSO

6

EL DE DEVOCION.

1.

0

Para conseguir nuestro propósito, debemos

hacer de modo que las madres los traten con rigor

y

manifestarnos nosotros amorosos con ellos. Con·

vendrá inducir

á

]as madres

á

que les quiten sus

gustos desde la mas tierna edad

y

les regañen, coar–

ten, etc., etc.;

á

las niñas en especial, prohibiéndoles

las galas

y

adornos cuando van entrando en edad

competente; que les inspiren vocacion por el claus–

tro, prometiéndoles un dote de consideracion si abra–

zan semejante estado: representándoles ]as desazo.

nes que trae consigo el matrimonio

y

los disgustos

que ellas mismas han experimentado en el su?o,

significándoles el pes'-lr que sienten por no haberse

mantenido en el celibato. Ultimamente, con viene

manejarse en términos que produzcan en las hijas

de las viudas tal fastidio de vivir con sus madres)

que piensen en Pntrar en un convento.

2.

o

Tratarán los nuestros con intimidad Alos hi.

jos de las viudas,

y

si parecen

á

propósito para la

compañia, se les hará penetrar de intento en nues–

tros col egios, haciéndoles ver cosas que puedan lla–

lnar su atencion por cualquier medio, tal como jar–

dine~ ,

viñas, casas de campo

y

las alquerías

á

don–

de los nuestros van de recreo; se les hablará de los

viajes que los jesuitas hacen á diferentes paises, de