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rifique con sigilo,

y

se

les consentirá convet,sar

y

entretenerse secretamente con los que ellas prefie·

ran.

10. A

fin

de conseguir que las viudas empleen

sus pof?ibles en obsequio de la Sociedad, se les debe

representar la perfeccion de ''ida de los santos, que

renunciando al mundo, extrañándose de sus parien–

tes,

y

desprendiéndose de sus fortunas, se consagra–

ron al servicio del Ser Supremo, con entera resigna–

cion

y

contento.

Se les hará saber al mismo efecto

lo que arrojan las constituciones de la Sociedad

y

su

exámen

relativamente al abandono de todas las co–

sas.

Se le citarán ejemplos ele las viudas que han

alcanzado la

~antidad

en poco tiempo; dándoles es–

peranzas de ser canonizadas si su perseverancia no

decae,

y

prometiéndoles para dicho caso nuestro in·

flujo con el Santo Padre.

11. Se deberá imprimir en sus ánimos la persua.

sion de que, si desean gozar Je completa tranquili–

dad de conciencia, necesitan seguir sin repugnancia,

sin murmurar ni cansarse, la direccion del confesor,

así en lo espiritual como en lo temporal, como que

se halla destinado del mismo Dios para guiarlas.

12.

Tambien se les dirá con oportunidad, que el

Señor no quiere que hagan limosnas, ni aun

á

reli·

jiosos de una vida reconocidatnente ejemplar

y

a pro–

bailo, sino consultándolo antes con el confesor,

y

arreglándose al dictámen de este.

13. Pondrán los confesores el mayor cuidado en

que las viudas

y

sus hijas de confesionario no va–

yan á ver

á

otros relijiosos, bajo pretexto alguno,

ni con ellos.

Para esto celebrarán

á

nuestra Socie–

dad como la órden mas esclarecida entre todas; la

de mayor utilidad en la Iglesia,

y

la de mayor au–

toridad para con el

Poutífi.ce

y los príncipes; perfec–

tísima en sí, pues

despide de

su seno

á

los que pue–

den amenguarla

~

no son correspondientes

á

ella,