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para verificar sus ejercicios religiosos; porque por
este medio se cortará rnas
fácHm.ente la comunica–
cion, estorbándose el que las visiten otros; aunque
ellas tuvieren capellan particular, se deberá pugnar
por ir
á
celebrar allí la misa, haciendo á la confesa–
da advertencias oportunas al efecto
y
tratando de
dejar supeditado
á
dicho capellan.
3.
0
Se hará por mudar con tino
y
paulatinamen–
te lo respectivo al órden
y
método de la casa, con–
forme lo permitan las circunstancias de la persona
á
quien se dirije, sus propensiones, su piedad
y
aun
el lugar
y
situacion del edificio.
4.
0
No debe omitirse el ir alejando poco á poco
los criados de la casa que no estén de intelijencia
con nosotros, proponiendo para su reemplazo
á
per–
sonas de aquellas que estén dependientes
6
quieran
estarlo de la compañia, porque por su medio podre–
mos hallarnos al corriente de cuanto pase en la fa–
milia.
5.
0
La mira constante del confesor habrá de ser,
disponer que la viuda dependa de él totalmente, re–
presentándole sus adelantos en la gracia, como ne·
cesariamente Hgados
á
esta sumision.
6.
0
La inducirá
á
la frecuencia de los sacramen–
tos, en especial el de la penitencia, haciéndole d:;,r
cuenta de sus mas recónditos pensamientos é inten·
ciones; la invitará
á
ir á escuchar á su confesor cuan–
do éste predicare prometiéndole oraciones particu–
lares, recomendándole igualmente la recitacion cuo–
tidiana de las letanías y el exámen de la conciencia.
7.
0
Será muy del caso una confesion general para
enterarse por extenso de todas sus inclinaciones;
por lo que se hará que se determine
á
ella, aunque
ya la hubiese hecho en manos de otro.
8.
0
Insístase sobre las ventajas de la viudez
y
los
inconvenientes del matrimonio, en particular del re–
petido,
y
de los peligros
á
que pudieran exponerse