-
-79-
le retirará con oportunidad, aunque se les pondrá
anticipadamente otros;
y
si para precisar entera–
mente
á
los penitentes se hiciere necesarjo, se saca–
rá á los destituidos
á
colegios distantes, figurando
que la Sociedad los nece ita allí; porque hemos sa–
bido que habiendo fallecido de improviso unas viu–
das jóvenes, no ha tenirto la compañia el legado de
muebles rnuy preciosos, por haber habido descuido
en aceptarlos á su debido tiempo.
Para recibir de
estas cosas, no ha de atender al tiempo, sino
á
la
buena voluntad del penitente.
2.
0
Para atraerse los prelados. canónigos, deanes
y
demas eclesiásticos ricos, es preciso emplear cier–
tas artes:
y
se logrará procurando que practiquen
en nuestras casas ejercicios espirituales, y valiéndo–
se gradualmente del afecto que profesen á tales eo–
sas divinas, se les irá aficionando á la Sociedad, que
pronto tendrá prendas de su adhesion.
3.
0
No olvidarán los confesores el preguntar con
la debida cautela y en ocasiones adecuadas,
á
sus
confesados, cuáles son sus nombres, familias, parien·
tes, amigos
y
bienes; informándose en seguida de
sus sucesores, estado, intencion en que se hallan y
resolucion que hubieren tomado; la que si aun no
estuviere determinada, procurarán hacerla formar
de un modo provechoso
á
la compañia. Cuando se
funde desde luego esperanzas de utilidad, por no ser
conveniente preguntarlo todo á la vez, se les acon–
sejará que se confiesen cada semana para desembao
razarse cuanto a.ntes la conciencia
ó
á título de pe
4
nitencia.
Se hará informar el confesor con repetÍ·
cion de lo que en una vez no le diete suficjentes lu–
cesJ·
y
si las consiguiese por este medio, convendrá,
siendo una mujer, hacerla confesar con frecuencia
y
visitar nuestra iglesia;
y
siendo hombre, invitarle
a
que venga
á
nuestras casas
y
hacerle familiarizar•
se con
lo~ nuestro~ .