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CAPITULO X.
l)EL RI GOR PARTICULAR DE LA DIS IPLTNA E. LA.. SO
IED.AD.1.
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Se despedirá bajo cualquier pretexto como
enemigo de la Sociedad, sea cual fuere su condicion
ú
edad, todo aquel que habrá alejado nuestros devo–
tos de nuestras jglesias
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de la frecuentacion de los
nuestros,
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que hubiere hecho tomar á las limasnas
el camino de otras iglesias
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las hubiese hecho dar
á
otros rehgiosos,
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que hubiere disuadido cualquier
rico
y
·bien intencionado para con la Sociedad de
darle algo,
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que, en el tiempo en que podía dispo·
ner de sus bienes, habrá mostrado mayor afeccion
para sus parientes que para la Sociedad, porque es
una gran prueba de un ánimo inmortificado,
y
con–
viene que los profesos estén enteramente mortifica·
dos;
6
tnmbien todo aquel que habrá distraído las
limosnas de los penitentes
ó
de los amigos de la So·
ciedad
á
favor de sus parientes pobres. Mas, para
que no se quejen despues de la causa de su expul–
sion, será menester no botarles desde luego: pero se
les prohibirá oir confesiones, se les mortificará
y
se
les veja1·á imponiéndoles los oficios mas viles: se les
obligará cada día
a
hacer las cosas que mas les re–
pugnen;
se
les alejará de los estudios mas altos
y
de
los empleos honoríficvs; se les reprimendará en los
capítulos por censuras públicas; se
les
excluirá de
las recreaciones
y
se les prohibirá toda conversacion
con extraños; se les quitará en sus vestimentas
y
de·
lnns cosas de su uso cuanto no sea indispensable,
hasta que principien
á
murmurar
y
á impacientarse,
y
enton(·és será cuando se les expulsará como per·
sonas inmortificadas
y
que dan mal ejemplo á los
otros;
y
si es menester dar cuenta
á
los parientes
6
a
los
¡n·elauos
de la
iglesia
del
motivo
por
que se les