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~~-

ha botado,

bastará

decir que no poseían

el

espírittl

de

Ja

Sociedad.

2.

0

Ademas, se expulsnl'án tambien todos aquellos

que

~e

harán escrúpulo de adquirir bienes para

la

So·

cícdad

y

se dirá que son demasiado adictos

a

su jui·

cio propio.

Si quieren dar razon de su conducta

á

los provinciales, es menester no prestarles oídos,

pero llamarles

á

la regla, que los obliga

á

una obe.

diencia ciega.

3.

0

Sera necesario notar, desde un principio

y

desde sn juventud, aquellos que mayor aficion tienen

para la Sociedad; y los en que

~e

reconocerán afecto

hácia las demas óedenes

ó

hácia sus parientes

ó

há·

cia los pobres. será mrnester disponerles poco

¿\

po.

co, como queda dicho, á salir, pues son inútiles,

CAPITULO XI.

COMO :OEBEN CONDUCIRSE LOS NUESTROS UNÁNIMEMENTE, CON'.!:RA

LOS QUE

HAN

SIDO EXPULSADOS DE LA SOCIEDAD,

1.°

Como aquellos que se habran expulsado saben

cuando menos algunos de los secretos, las mas veces

son nocivos

a

la compañia; por lo mismo, sera me–

nester obviar

á

sus

e~fnerzos

del modo siguiente:

antes de botarlos, será necesario obligarles á prome–

ter, por escrito ó bajo juramento, que jamas escribi–

rán 6 hablarán nada que pueda ser perjudicial á la

cornp; ñia;

y

bueno sera que los superiores guarden

un apunte de sus malns inclinaciones, de sus defec–

tos

y

de sus

vicio~,

que ellos mismos habrán mani–

festado en el descargo de su conciencia, segun es cos.

turnbre en la Sociedad, para que, si fuere necesario,

este apunte pueda servir cerca de los grandes

y

de

los prelados para impedir su adelanto.

~.

0

Se dara aviso constantemente

a

todos los co-