-74-
nas>> Heredia y Estupiñán. célebre tratadista del arte
de la guerra; Diego de Herrera, notable expositor é in–
vestigador de varios ramos de la lVIedicina
y
Botánica;
Guerra de Lastras, que publicó un hermoso tratado
sobre <<Las Armas y las Leyes>>; y los excelentes tra–
tadistas no tan conocidos como debieran: padre Fer–
nando Valverde,
agustino, escritor clásico y ele–
gante, de la cepa de los buenos escritores agustinos
que honraban gloriosamente
España; padre Fran–
cisco Llaguno, D. Pedro Peralta Barrionuevo, Solórza–
no, León Pinelo y los cronistas de las Ordenes religio–
sas: Calancha, Torres, Meléndez, Remón y Salinas,
y
los innumerables escritores de todas las Ordenes reli–
giosas establecidas en el Perú, cuyo catálogo me se–
ría muy largo enumerar
y
que pueden verse en los
<<Apuntes para la historia eclesiástica del Perú>> obra
publicada en 1870
y
76, el 1,
0
y 2.
0
tomo respectiva–
nlente.
Y
no se diga que sólamente cuestiones de Teolo–
gía, Filosofía escolástica, Panegíricos y sermones se
produjeron en aquellos siglos; pues además de las
obras científicas del padre Acosta, Calderón, Robles,
Bertonio y Cosme Bueno, tenemos al sabio lüneño don
José Eusebio Llano Zapata, que no obstante ser gran
<<panegirista de la Inquisición>) cultivó con raro mérito
los estudios más variados de medicina, literatura,cien–
cias físicas y naturales, mereciéndonos especial men–
ción sus meritísimos trabajos sobre: <<La naturaleza y
origen de los cometas», Verdadero modo de conservar
la
salud»~
ccDiario del gran terremoto que sintió Lima
el 28 de octubre de 1746», «Observación diaria-crítica–
histórica-meteorológica», <<Filosofía moral de Séneca»
y
sobre todas ellas su monumental obra
ó
sea las céle–
bres <<Memorias histórico-físicas-crítico-apologéticas de
la América meridional>>, obra de la cual dijo el sabio
catedrático agustino de la Universidad Pontificia de
San Ildefonso, fray Manuel Galván que era: cela prime–
ra en
su
género
y
la única en el mundo que
con
tanta