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nas>> Heredia y Estupiñán. célebre tratadista del arte

de la guerra; Diego de Herrera, notable expositor é in–

vestigador de varios ramos de la lVIedicina

y

Botánica;

Guerra de Lastras, que publicó un hermoso tratado

sobre <<Las Armas y las Leyes>>; y los excelentes tra–

tadistas no tan conocidos como debieran: padre Fer–

nando Valverde,

agustino, escritor clásico y ele–

gante, de la cepa de los buenos escritores agustinos

que honraban gloriosamente

España; padre Fran–

cisco Llaguno, D. Pedro Peralta Barrionuevo, Solórza–

no, León Pinelo y los cronistas de las Ordenes religio–

sas: Calancha, Torres, Meléndez, Remón y Salinas,

y

los innumerables escritores de todas las Ordenes reli–

giosas establecidas en el Perú, cuyo catálogo me se–

ría muy largo enumerar

y

que pueden verse en los

<<Apuntes para la historia eclesiástica del Perú>> obra

publicada en 1870

y

76, el 1,

0

y 2.

0

tomo respectiva–

nlente.

Y

no se diga que sólamente cuestiones de Teolo–

gía, Filosofía escolástica, Panegíricos y sermones se

produjeron en aquellos siglos; pues además de las

obras científicas del padre Acosta, Calderón, Robles,

Bertonio y Cosme Bueno, tenemos al sabio lüneño don

José Eusebio Llano Zapata, que no obstante ser gran

<<panegirista de la Inquisición>) cultivó con raro mérito

los estudios más variados de medicina, literatura,cien–

cias físicas y naturales, mereciéndonos especial men–

ción sus meritísimos trabajos sobre: <<La naturaleza y

origen de los cometas», Verdadero modo de conservar

la

salud»~

ccDiario del gran terremoto que sintió Lima

el 28 de octubre de 1746», «Observación diaria-crítica–

histórica-meteorológica», <<Filosofía moral de Séneca»

y

sobre todas ellas su monumental obra

ó

sea las céle–

bres <<Memorias histórico-físicas-crítico-apologéticas de

la América meridional>>, obra de la cual dijo el sabio

catedrático agustino de la Universidad Pontificia de

San Ildefonso, fray Manuel Galván que era: cela prime–

ra en

su

género

y

la única en el mundo que

con

tanta