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persona autorizada
y
docta, que por lo menos había de
ser Maestro graduado en Sagrada Teología.
Después
del Rector había otra persona superior también de
los estudios, que cuidaban solamertte del gobierno po–
lítico de ellos
y
se llamaba Maestro Regente de los Es–
tudios de la Provincia, oficio que siempre se encomen–
daba á un sujeto grave
y
sobre todo instruido
y
doc–
to, porque á él le correspondía el resolver las dificulta–
des que le fueran propuestas, así en privado, como en
ej erricios públicos.
Cada uno de estos dos superiores tenían bajo su
dependencia un ministro; el del Rector se llemaba Vi–
ce-Rector, cuyo oficio era semejante al de Suprior en
los conventos,
y
cuidaban de la puntual asistencia á
coro, y de las demás oficinas del Colegio
y
de que Jos
estudiantes acudieran con diligencia á las prácticas
monacales.
El Ministro del Maestro regente se llamaba Maes–
tro de Estudiantes, y lo era de ordinario uno de los
lectores que habían concluído de leer Artes en el mis–
mo Colegio; tenía obligación de suplir todas las faltas
y ausencias de los Lectores actuales, y de presidir con–
clusiones generales; tenían también á su cargo la dis–
trjbución de los Estudios
y
vigilaba sobre la asistencia
de los estudiantes á sus clases, €,OSa que se considera–
ba corno grave falta.
Los catedráticos
ó
Lectores principales eran cin–
co; tres de Teología, de Prima, Vísperas
y
Nona; otro
de Teología Moral y otro de Artes, cuando los estu–
diantes no concluían su estudio en el Convento, por–
que en leer los cursos de Artes se guardaba el orden
siguiente: en el Convento comenzaba el de Lógica,
cuando en el Colegio se iba acabando el de Filosofía:
en acabando éste pasaba a] Colegio el de Lógica,
y
en
lugar de éste se comenzaba otro en el Convento y de
esta suerte se iban sucediendo unos á otros.
Los estudiantes de ambos cursos pasaban por ri–
guroso examen; uno de Gramática para entrar en Ar-