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tentes generales de toda la Orden, cuatro Provinciales
de la provincia del Perú; uno de la de Chile
y
otro de la
de Quito. Aquí también se educaron muchos religio–
sos del Reino de Nueva Granada, así como de los dos
anteriormente nombrados reinos, que después ilustra–
ron sus países con virtud y letras. De aquí salieron
también dos Visitadores generales para Italia; uno pa–
ra la provinci9. de Sicilia y otro para la de Nápoles;
otros dos Visitadores formados en este Colegio regene–
raron la Provincia de Quito. Dió además ve-inticinco
maestros en Sagrada Teología á esta Provincia; veinte
y
nueve doctores de Teología á Nuestra Universidad
Pontificia; veinte y dos á la Real Universidad de Lima
con oeho catedráticos, seis de Teología y dos de Filo–
sofía; ocho Maestros en
Artes~
tres jueces visitadores
y
compositores de tierras, nombrados por los Virreyes
y
Real Sala de tierras de estos reinos, oficios de extra–
ordinaria autoridad y confianza suma que los han ej er–
cido Oidores y Obispos eminentes; seis calificadores del
Santo
Oficio~
un confesor de un Virrey, y un Nuncio
Apostólico de España, un Penitenciario Apostó]ico de
todas las Indias Occidentales; ocho Rectores del Cole–
gio, nueve Maestros regentes de la Provincia y todos
los demás que lo han sido de las diversas casas de es–
tudios; treinta
y
ocho catedráticos de Artes y Teolo–
gía en el mismo Colegio, que produj'eron otros ciento y
tres para los demás conventos de estudios que tenía la
Provincia en Lima, Cuzco, Chuquisaca y Trujil1o; y
varios difinidores, catedráticos, confesores y predica–
dores, ilustres en todo el reíno; y los dos venerables
Lectores fray Laureano Ibañez y fray Nicolás de San
José, que murieron derramando su sangre por
J
esu–
cristo,
¡Y toda esta pléyade de ilustres religiosos en el
corto espacio de cuarenta años!
¡Si habría extraordinario movimiento intelectual
en aquellos gloriosos siglos.