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nombramiento ya había fallecido. (Vid. su vida en
Torres Epítome, cap. II.)
Sucedió en la cátedra al maestro Almaraz el padre
Mtr. fray Gabriel de Saona, natural de la Mota de
Cuervo, de la Provincia de Toledo, religioso ilustre en
ciencia y en bondad; siendo Vicario General de esta
Provincia, hizo oposición
á
la clase de Escritura en
competencia con tres insígnes doctores; D. Juan de
AguiJar, canónigo de la catedral de Lima, D. Carlos
Marcelo, catedrático de Filosofía en la Real Universi–
dad, después dignidad del coro limeño y por último
obispo de Trujillo, en el Perú, donde murió, y el Mtr,
Valenzuela, religioso de los Carmelitas calzados. Los
dos primeros al saber que en la oposición entraba el
padre Saona, desistieron de su empeño; y el tercero no
pudo concurrir por estar impedido al tiempo de verifi–
carse; así es que le dieron la cátedra al padre Saona
por claustro pleno, y por decreto especial del Virrey
D. Martín Henríquez.
Leyó la cátedra <<cum frutu et laude>> hasta el año
de 1596, en que se vió obligado á pasar á España, y de
allí
á
Roma. La Universidad dió la cátedra mientras
duró su ausencia, al Dr. D. Pedro Muñiz, Deán de Lima
y
la regentó hasta los principios del año 1604, en que
regresó de España el maestro Saona, provisto de cé–
dula de Su Magestad para que le restituyesen la clase
aunque otro la regentase; y le fué ·restituída. En ella
continuó hasta fines del año 1605 en que pasó á Qui–
to, enviando desde allí la renuncia. Murió eri la Pro–
vincia agustiniana de Quito, año de 1615, en opinión
de Santidad, como puede verse en <<el libro
2)>
de la
Crónica de Torres; con su muerte dice el Cronista, fal–
tó
á
este reino, el Alcázar de las virtudes, el sagrario
de la pureza, la luz de la Teología, y la llave de las Es–
crituras>>.
Siguieron después, hasta el año 1657: El Padre
Mtr. Fray Diego de Castro, natural de Toledo, noble
por el linaje, y ejemplar por la virtud. Sucedió en la