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universalidad, verdad
y
desinterés. comprende
l1
físi–
ca é historia de estos países.. Etnpi-eza el autor por el
más noble metal y acaba en el más escondido fósil..
Trata del más agigantado árbol
y
termina con la más
humilde planta. Describe el más hermoso animal y no
olvida el insecto más despreciable.. Corre por los ríos
más caudalosos descubriendo sus fuentes
y
origen,
y
no omite el menos fecnndo lago.>>
Y no sigo citando autores, ni reseño tarnpoco la
revolución científica y filosófica que se operó aquí, al
igual que en ]a Península, sobre todo en el reinado de
Carlos III, por ser asunto que trataré al hablar de los
escritores agustinianos en el Perú; pero no se olvide,
sin embargo, apesar de la
?·n;ransif.,enc-¡.·a
de Virreyes,
Prelados é Inquisidores, que aquí fueron no sólo cono–
cidas las teorías y doctrinas de Descartes, Newton,
Gassendi y Vico, sino hasta la <<Enciclopedia'> de Vol–
taire, DideroL etc, introducida principalmente por Ba–
quíj ano y el P. jerónimo, Diego de Cisneros, y esto
á
sabiendas de los virreyes; que se fundó el Convictorio
de San Carlos por el virrey Amat, donde se establecie–
ron estudios de Aritmética, Algebra y Geometría y
<<Principios de Filosofía moderna>> por el P. Cantier; lo
mismo quo la fundación de la <<Sociedad Amantes del
País>>, apareciendo poco tiempo después como órgano
de la nlisma el <<Mercurio Peruano>>; revista verdadera–
mente enciclopédica, ptotegida por el rey de España
y
amparada por el virrey Gil de Taboada, en la cual ·co- .
laboraban .los distinguidos filólogos, literatos
y
cientí–
ficos: Unánue, Cisneros, Baquíjano, Rossi, Calatayud.
Cerdán y Ruizo
Creo que baste con la somera reseña que acabo de
hacer, para convencerse profundamente, de que du–
rante el dominio español en el Perú, hubo vigorosa
mentalidad manifestada en las innumerables obras
que se publicaron, muchas de ellas reveladoras de co–
nocimientos enciclopédicos, característica de todos los
notables escritores de aquellos gloriosos tiempos. Yo