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reemplazada por el crístianismo, que acabó inmedia–
tamente con los sacrificios humanos
y
se esforzó en
orientar la inteligencia de los indios por los mismos
moldes en que se había formado la de los españoles,
de igual modo en cuanto á la instrucción y cultura,
verdaderas bases de la españolización de estas razas,
España dió lo que tenía, con todas sus imperfecciones
y
todas sus ventajas, como dice Altamira. Religión,
organización política y la instrucción profesional y
cultura general fueron implantadas por España en los
países conquistados en la forma que pudo hacerlo.
Universidades, colegios religiosos y laicos, escuelas de
gramática, y de primeras letras, seminarios para la
instrucción sacerdotal, todo fué copiado en América y
Oceanía de la Madre Patria. Tanto las órdenes reli–
giosas como el poder real y los municipios y tarnbién
algunos particulares, pero sobresaliendo siempre los
beneméritos hijos de las Ordenes religiosas, riva]izaron
en celo por extenderé infundir así la cultura general
como la profesional, tal cual entonces se entendía, en
los colonos, criollos, mestizos é indios. La imprenta
se introdujo en México en
1535
y en el Perú en
1583.
Fundáronse universidades en México desde
1553,
en Mérida de Yucatán, Chiapa, Guadalajara, Santo
Domingo, Cuba, y la de San l\tlarcos de Lima en ·
1551,
Huamanga, Santiago de Chile, la de Córdoba en la
Argentina y la de Manila en Fi1ipinas. Cierto que mu–
chas de estas lJniversídades fueron de pequeña impor–
tancia, pues eran semejantes en todo á las llamadas
menores en España. Como tipos de la de Sala1nanca
fueron la de México y la de Lima, y la primera tuvo cá–
tedras de idiomas americanos ó indígenas, teología,
medicina (dos)
y
de derecho tres.
La de Lima, en cuya fundación intervino primera–
mente el Cabildo y fué llevada á cabo por el célebre do–
mínico Fray Tomás de San Martín, vivíó algún tiempo
en poder de la Orden de Santo Domingo; pero después
se emancipó por causa del Municipio que trabajó enor-