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bres y sus hermanos del Mundo antiguo, infundir el
<<Cristianismo>> -el fuego de la vida-en millones de
moribundas almas: ensanchar en millares de leguas la
esfera material de la inteligencia humana. . . . Si ante
la magnificencia sublime de este cuadro, hay corazón
capaz de ponerse
á
descubrir los lunares, que no pue–
den faltar en nada de aql}ello en que interviene el hom–
bre, ese corazón infeliz debe esconder de la vista del
género humano su monstruosa carencia de sentimien–
to!>> (El Iltmo. Señor Dr.
D.
Bartolomé Herrera, en
su sermón pronunciado el día
28
de Julio de
1846,
Aniversario de la Independencia de] Perú).
A
partado un poco de mi principal asunto, por des–
vanecer ciertas preocupaciones que aún en
~stos
tiem–
pos se propalan como hec.hos claros y evidentes y dog–
mas intangibles que no sólo el vulgo sino hasta los que
se denominan intelectuales creen con toda la firmeza
del carbonero, tien1po es de volver
á
él y demostrar la
influencia intelectual de los agustinos en el Perú, se-·
gunda parte de mi modesto trabajo.
CAPITULO III.
CULTURA
COLONIAl~.
FUNDACIONES
DE
U:&IVERSIDADES Y COLEGIOS.
INS'.rRUCCION PRIMARIA. LA INQUISICION" NO AHOG6 LA CULTURA
NI EN ESPAÑA NI EN AMERICA
Una de las más grandes preocupaciones de la me–
trópoli española al conquistar el Nuevo Mundo fué la
extensión de la cultura en todos los ramos que
á
la sa–
zón en España se cultivaban con tal fruto, brillantez y
gloria,que el mundo entero bebía- por entonces de aquel
abundoso y cristalino raudal.
Así con1o la organización
r~ligiosa
de aquellas razas
fué destruída por la acción constante del misionero, y
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