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han aun insignificantes delitos con la pena capital; y
en su muerte no gustaban desprenderse de su corte,
por lo cual debían acompañarles al sepulcro todos sus
principales empleados y un gran número de sus con–
cubinas: lo que al fallecimiento de Huaina-Capac cos–
tó la vida á miles de personas.
Y por tanto. si el Imperio de los Incas, lo mismo
que el de México, pueden considerarse como
cíviLizados
al ponerles en parangón con otros puntos del Nu evo
Mundo, estaban muy distantes de serlo si se les com–
para con
.N
acianas verdaJeramentt civilizadas.
Hay que añadir todavía, para explicar el carácter
servil
y
bajo del indio, otras causas eminentemente
subjetivas pero no menos reales é influyentes que
aquel régimen despótico, rutinario
y
soberanamente
matador de toda energía, el régimen tan alabado de
los incas, que concluyó por hacer hombres máquinas.
Al analizar el doctor Carranza las causas por las
cuales el indio siempre se ha mostrado rebelde á la
civilización europea dice: <<esas causas han sido y son
aún la índole <<estática>> de su carácter, sin analogía
con la de ningún otro pueblo ó raza humana, y la ci–
vilización misma que alcanzaron bajo el poder teocrá–
tico de los Incas. . . . Lo que probablemente no se ha
visto en ninguna parte del mundo ni en ningún tiem–
po es el singular fenómeno que ofrecen los indígenas
del Perú, manteniendo sus mismos usos, sus mismas
aspiraciones limitadas, su mismo espíritu enervado á
pesar de la rápida evolución moral que debió operarse
en la sociedad incaica, al aceptar ésta sin resistencia, y
antes bien con entusiasmo y amor, el catolicismo im–
puesto(?) por sus conquistadores .... ¿Cómo puede ex–
plicarse este hecho, sino es por una
i
r.io.s incrasúr
parti–
cular de la naturaleza moral de esta raza?
<<Como se ve, ella ha sufrido profundas modifica–
ciones en su intelectualidad bajo la influencia de la
sociedad española, ha olvidado su idioma, que es como
olvidar su conciencia; ha perdido el recuerdo de sus