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do llevados
á
aquellas tierras para servicio de los es-
pañoles.
'
<'Otros, por el contrario, aseguran que los bárbaros
esos no deben ser bautizados sin grave consejo y lar–
go aprendizaje y exploración madura acerca del inten–
to y voluntad de los bárbaros en orden al sacramento
del bautismo, á la fé y á la religión cristiana.
<<Consultados en esta controversia los maestros
y
teólogos de la Universidad de Salamanca que suscribi–
mos este folleto, salvo la autoridad y censura de la
santa Iglesia romana y con la venia de aquellos que
sientan de otro modo, respondemos en el siguiente:
<<En primer lugar adverbmos que acerca de esta
materia las opiniones de los santos y teólogos no son
encontradas como suele ocurrir en otros acerca de la
religión y costumbres. En este asunto entendemos que
hay un acuerdo suficiente entre los doctores y con m u–
cha razón; ya que en algunas cuestiones
pu~de
haber
diversos parecer·es, salvo la piedad, tratándose de re–
cibir los sacramentos, y sobre todo el
bautismo~
que
es la puerta de la religión
cristiana~
deben evitarse las
divergencias, principalmente entre infieles, donde se–
mejantes disputas no pueden menos de engendrar es–
cándalo. En esto más que en nada debe requerirse el
dicho de San Pablo (ad. Cor, I): <<Üs ruego, hermanos,
por nuestro Señor Jesucristo, que no haya entre voso-
tros cismas.>>
·
<(En seg-undo lugar, decimos que, en las causas de
fé,
no basta tener buen celo y piadoso cuidado para
aumentar y procurar la religión, sino que conviene di–
rigirlo
y
ordenarlo, no con ímpetu, sino conforme
á
los cánones y reglas de la Escritura, de la Iglesia y de
los santos, no seamos de aquellos de quienes dice San
Pablo (ad Rom.,
10.)
<<Atestiguo que tienen celo del
Señor más no según la ciencia, no ordenado.>> Y asi, los
que sustentan la primera opinión pueden ser alabados
de intercesores por la fé y de amar la religión con1o se
alaba al Príneipe Sisebuto en el Concilio de Toledo (in