Previous Page  41 / 392 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 41 / 392 Next Page
Page Background

- 3f- .

ha sido un instinto, una inclinacion, una creencia eterna

y

univer–

sal entre los hombres.; ha sido una opinion comun en todos los

tiempos, en todos los paises,

y

en todas las religiones.

y

por lo tanto

los pocos protestantes que, al

proc~amarla

santificada el catolicismo,

la reputaron por una

novedad,

Qarecieron del

sentido comun;

y

al

Hamarla posteriormente De Sanctis un

fantasma extravagante

ha

echado un negro borron á su

reputacion literaria,

rebajándose

infra

el nivel de los paganos, que la conocieron

y

la practicaron, si bien

de un modo algo adulterado, del que,

<<

Moises la describe en el

«

cap. V del Levítico, en el cap. V de los Números,

y

en los de–

«

mas lugares del Pentateuco,

»

cual figura

y

vaticinio de la con–

«

fesion auricular

y

sacramental de la Iglesia católica.

¿

Habrá tal vez el catolicismo tomado la confesion de las·supers–

ticiones del paganismo? Algunos otros protestantes con ridícula

fantasmagoría han querido dar cuerpo á esta ilusion, que la historia

y,

lo que asombra, la misma sagrada Biblia en que se creen tao

versados los protestantes, desvanece. 'La confesion ha nacido con

su epist. l

á

la Iglesia de Corinto, documento irrefragable de la antigüedad, hacia

memoria

de los mundos que existen mas alla del Oceano;

lo que indica, que los

discípulos de los Apostoles tenían conocimiento de la existencia de la America,

y

de otras naciones que sucesivamente se han ido descubriendo

y

civilizando.

Oceanus hominibus impermeabilis, et qui post ipsum sunt mundi, eisdem Domini

»

dispositionibus gubernantur.

»

(Epist. l, Clem. ad Cor., c.

xx).

Lo mismo

ase~

guran S. Ireneo que oyó

á

los discípulos de S. Juan evangelista (lib. II, c.

XLVII);

Tertuliano

y

Orígenes, que se refiere

á

esas palabras de S. Clemente. Este

conocí~

miento debía recordarles el precepto del señor Jesus :

E·untes in mundU?n 'l.miveru

sum prmdicate Evangeliwn o1nni creatura;

(Marc., c.

XVI,

v. io); y es probable que

en razon de su celo no tardarían en cumplirlo. No necesitaban de buques para

navegar

á

esta- naciones hasta entonces impenetrables, pues vemos que el Angel

del Señor, toma

á

Felipe discípulo de Jesucristo, que acababa de bautizar al

Eu~

nuco de la Reyna de Etiopa en el camino de Jerusalen,

y

con la rapidez de} re–

lampago se lo lleva de un vuelo

á

Azot, como nos refiere S. Lucas (Act., c.

vm).

Efectivamente los conquistadores españoles hallaron en nuestra Amel'ica varías

reliquias de la semilla evaugelica, entre otras

una hermosa Cruz de piedm

en el

Cuzco,

á

la cual se le profesaba veneracion

(Cronic. se1·a{. .del Perú;

é

Ilist. antig.,

por Lorente) ; los vestigios de Santo Tomas Apostol en el Brasil, de que habla el

P. Nobrega jesuita,

y

del mismo Apostol en la China, que ·observó el P. Nicolas

Trigancio en su

Expedit. sinens.)

lib. I

in fin .