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acaha de gustar,

gr·an

Dios! ... -

.He perdido mi pureza., dice

para si : he faltado

á

todas mis promesas : la túnica de mi bau–

tismo., está manchada,

y

rota la alianza de mi prímera comunion :

ya

no esLá Jesucristo en mi corazon, no soy su hijo; estoy deshon–

rado

á

los ojos de los ángeles-

¡

Desgtaciado l... tambien lo está

á sus propios ojos : ya no puede descender al fondo de sí mismo sin

ruborizarse. Y se entristece.,. incomodo á los clemas,

y

no puede su–

frirse á sí mísmo : llega la noche

y

teme morir : vuelve el clia

y

le

acosan los remordimientos. Esto es lo que pasa en el hombre la

primera vez que incurre en una falta grave, espeeialmente des·

pues de la primera comunion.

¿Qué será de él? El espíritu tentador que le babia prometido

la felicidad para incitarle á delinquir, varia inmediatamente su

plan de ataque. Para retenerle en el mal, aumenta

á

sus ojos la

enormidad de la faila,

y

su ignominia ; le exagera la dificultad del

perdon, pero sobre todo le muestra la absoluta imposibilidad de

reconquistar toda su virtud. Yse apodera de su corazon un grande

fastidió

y

se desalienta : sucédense las caidas unas á otras., desespera

poder romper sus cadenas.,

y

se abandona á sus pasiones :

y

he ahi

las lagrirnas

y

la desolacion en la familia, escandalas en la sociedad,

enfermedades vergonzosas, una vejez prematura,

y

quizá un suici–

clió mas. Recorred las ciudades

y

las poblaciones pequeñas, des–

cended

á

los secretos de la vida,

y

clecidme si no es esta la historia

contemporánea, la historia ele todos los dias (1).

Pues üien: ¿Qué partido tomará ese jóven malogrado para salir

de e:e estado de desesperacion

y

desmoralizacion? La Religion cato–

lica le señala esa única tabla despues del naufragio, que el Padre

ele las misericordias ha doposilado en su seno. La confcsion sacra–

nwntal! ... que si bien es el terror de las pasiones rebeldes

y

el

gra1~de

ohjcLo de la lastima

y

los sarcasmos de los corazones pusilá-

(1)

G:lUIDO,

Catecismo ae persevemnC'ia, lecc.

40. Siempre preferiremos los gran ..

de:;

r:1~go.'

1lf'

los

hombres

e min cn~es

¡\

nu estr;~s

mesquinas

prodnccionC's

1