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o

i07- .

esos discípulos eran exclusivamente.

los once Apostoles.

San Mateo

dice así :

y

Los

o~cE

DISCIPULOS

se fueron

·á

Galilea., al monte,

á

donde Jesus les habia mandado ... Y llegando Jesus les lwbló dicien–

do : Se me ha dado

toda potesta(l

e!~

el cielo '

y

en la tierra. Id

.

pu~;;,

y

ensefíad

á

todas las gentes

(

1).

~an

Marcos se expresa en

esta forma :

Estando sentados

á

la mesa

LOS ONCE,

se les apareció

Jesus ..

~

y

les dijo : Yd por todo el mundo,

y

predicad el Evangelio

á

toda criatura

(2) ¿ Donde están aquí

todos los fieles,

·incluso las

.

.

mujeres, que despues habían de ser tenidos por

discípulos de Jesus

porque seguirían su doctrina? El Dr. De Sanctis arrancaría lacar–

cajada al escuchar este sofisma :

«

Los Italianos son cristianos :

luego todos los cristianos son italianos.

»

Pues esta es su paradoja,

que provoca á risa y á lástima

á

la vez : • Los Apostoles que reci–

bieron la potestad de perdonar los pecados, eran

discípulos

de

Jes~s;

luego todos

los discipulos

de Jesus,

inclusas las mujeres,

recibieron

la potestad de perdonar pecados.

»

Si todos

los fieles cristianos

eran sacerdotes y obispos de Cristo, que recibieron la potestad de

predicar

y

perdonar pecados; ¿á qué objeto San Pedro con los de–

mas Apostoles

escoge de entre los fieles de esa primitiva

~ongregacion

un Matias, para sostituirlo en el Episcopado de Judas, y ascenderle

al sacerdocio

y

al apostolado (3)? ¿Por qué el Espíritu Santo se–

para de la multitud

á

Saulo

y

á Bernabé

para la obra del ministe–

rio,

y se los ordena con la imposicion de las manos (4.)?

b

Por qué

San Pablo consagra

á

Timoteo con la imposicion de las manos y la

efusion de la gracia, y manda á Tito que constituya presbíteros

en todas las ciudades de la isla de Creta (5) ?¡¿Por qué les aconse–

ja á estos Obispos, que vayan con cuidado en escoger de entre los

fieles á los que les han de imponer las manos y con ello el carácter

sacerdotal (6) ? ¿Por qué el mismo San Pablo nos dice que nadie

(i

1

Matth., c. xxvm, v. !6 et !8. -

{2) Marc., c.

XVI,

v.

!4,

etc -

(3) Act. c.

1,

v. !4, 2! et 24. -

(4¡ Actor., c.

xm,

v. l et 2.-

(5)

2. Ad Tim., c.

1,

v. 6. Ad

Tit. c.

1,

v. 5. -

(6)

L Tim., c. v, v. 22. Ad

Tít.,

cap.

1,

v.

o,

6, et 7.