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pulas
les dió la potestad de perdonar
y
retener los pecados. Con esto
quedaría desvanecida la aegucia del
pobre JJroscrito,
que
á
traves
del Evangelio
y
la historia destruye la distincion entre pastores
y
fieles,
y
entre sacerdotes
y
legos, secularizando
á
la Esposa de Jesus
y
desorganizando
á
]a
soci~da~
religiosa.
Sin embargo, del contexto del pasaje de San Juan, por el cual
Jesucristo confirió la potestad de perdonar los pecados; de otros
textos paralelos
y'
de la
~istoria
y
tradicion apostoliéa se deduce,
que los
Discipulos,
á
los cuales Jesus dirigió por segunda vez la sa–
lutacion -
Pax vobis,
y sobre cuyos rostros sopló,
y
les dió el Es–
píritu Santo y la potestad de perdonar y retener los..pecados,
.eran solo los once Apostoles. Con efecto, el
vers~o
24 del cap.
xx
de San Juan, que es el verso inmediato al en que Jesucristo concede
tal potestad, dice así :
«
Pero Tomas
UN9S
DE LOS
nocEs_,
no estaba
coN
ELLOS
cuando vino Jesu.s. Y los ot1·os
DISCIPULOS
le dijeron: He–
mos visto al Señór.
»
De lo que se infiere, que los
discipulos
de que
se habla en tal capitulo,
á
los cuales directamente se hizo la apari–
cion
y
dirigió Jesus la palabra, eran solo
los Apostoles.
El hombre
pensador que lea con reflexion los Evangelios, echará de ver muy
luego, que con el nombre de
Discipulos de Jesus
se designa en ellos
solo
á
los Apostoles,
y
que
á
estos se daba por antonomasia ese
. nombre, porque constantemente acompañaban al Salvador en la
carrera de su predicacion; sin perjuicio que ese mismo
~ombre
pudiese darse mas tarde
á
todos los que, como los Apostoles, si–
guiesen la doctrina
y
los preceptos de Jesus. San Lucas afirma, •
que esos
discipulos
á
los cuales en la noche de la resurreccion diri–
gió el Señor esas
palabras~
que refata San Juan al cap.
xx,
eran~
los que recibieron la mision de predicar el Evangelio. En esto ,ion–
viene nuestro adversario. Pues bien : segun los otros Evangelistas
primero de sacerdote (Actor. c.
I,
v·. 20, etc.), prueba de que
ély
los demas discí–
pulos congregados lo habian sido antes. Vease
á
Cornelio
á
Lapide
in hunc loe . et
·
in cap.
20
Joan.
•