-
iOt-
consubstancial
y
coeterno al Padre,
y
si antes 'de aparecer entre los
hombres pudo decir:
«
Hágase la luz :
y
la luz fué hecha (
1)
~y
si
»
por El todas las cosas recibieron el ser que tienen: oM.NI.A
rER
11
·
IPSUM FACTA suNT
.(2); ».ahora que es Dios
y
Hombre verdadero;
ahora que á mas de la omnipotencia, que es propia
á
su divinidad,
ha recibido en cuanto hombre toda potestad en el cielo
y
en la
tierra
(3),
¿
no podrá hacer lo que h,ace? Faltos de fe: creed
á
esa
palabra divi-na que dé
á
ciertos hombres privilegiados el poder ·de
perdonar pecados.
Todas las palabras
y
ritos de ese luminoso pasaje concurren á
comprobar la institucion del santo sacramento de la 'Penitencia tal,
cual Jo. enseña la Iglesia catolica. Jesucristo, como primer Sacer–
dote, babia iniciado el ministerio personal, que en la nueva
alianza debía concurrir para la remision de los pecados;
y
aquí dá
un solemne complemento
y
una perpetuidad inamísible
á
ese esta–
blecimiento. A los Apostoles designados
muy
de antemano
y
pre–
parados con el sacerdocio, se les cumple la palabra dada. Se les
destina de un modo tan sublime como expresivo para
ministros de
Cristo
y
dispensadores de sus misterios
(4). La mision que se les
confia, es la misma que Jesucristo babia recibido de su eterno
Padre:
Sicut misit me Pater, et Ego mitto vos.
Si Jesucristo
habia
sido enviado
á
sanar
á
los contritos de corazon
(5), perdonándoles
sus pecados por estas palabras -:
Te son perdonados tus peca–
dos
(6); tambien sus Apostoles lo eran para recibir á los penitentes
y
purificarlos de sus cu1 pas por estas mismas:-
Te son absueltos tus
pecados.
Esta es la potesdad
y
el mandato que aquí les dá el
Hom~re
Dios:
«
Como
mi Padre me envió á
mí,
así
tambien Yo os envió á
»
vosotros: Los pecados serán perdonados á aquellos, á los cuales
11
vosotro~
se los perdonáreis,
y
retenidos
á
aquellos, á los cuales vo–
) sotros se los retubiereis. »El mismo soplo de
J
esus sobre los rostros
(! )Gen. c.
1,
v.
3.-
(2)
Joan., c.
1. -
[3)
Matth., c. xxvm, v. i8.-
(4)
L Cor.,
c.
IV. -
(lJ)
Luc., 4, v. i8.-
(6)
Matth., c.
IX,
2; Luc., c. vu, v. 48.